jueves, 27 de mayo de 2010

Música, Cámara… ¡Acción!

El Instituto Americano del Cine (IAC) tiene varias listas de a 100. Los mejores cien filmes, las 100 frases más célebres en películas y algunas más. Entre esas listas me refiero hoy a la de los 100 mejores momentos musicales. Veamos los 10 que la encabezan ¿Cuáles de ellos recuerdas?

1. “Over the rainbow” en El Mago de Oz. ¿Te acuerdas quién la canta? ¿Jane Russel o Judy Garland?

2. “As time goes by” por Dooley Wilson, en Casablanca. ¿Al piano o a la guitarra?

3. “Singin' in the rain” en Cantando en la Lluvia. ¿Gen Kelly la canta o solo la baila?

4. “Moon River” por Audrey Hepburn en Desayuno en Tiffany. No pregunto nada. No la vi o no la recuerdo.

5. “White Christmas” en Holiday Inn. ¿La canta Frank Sinatra o Bing Crosby?

6. “Mrs. Robinson” en El Graduado. No pregunto. No digo. No recuerdo, aunque vi la película.

7. “When You Wish Upon A Star”. La canta un grillo al principio y les pregunto ¿En cuál película?

8. “The way we were” (casi The www) en película del mismo título, rebautizada “Nuestros Años Felices” en español. Inolvidable en la voz de ¿B Streissand o W Houston?

9. “Stayin' Alive” ah! De Saturday Night Fever por Bee Gees ¿Quién no la recuerda?

10. “The sound of music” en película del mismo título, por Julie Andrews. Otra que no vi.

Esta gente ordenaron 90 más. En el 12 metieron a la Monroe con su “Diamonds Are a Girl's Best Friend”. En cuestión de gustos… La 14 de ellos estuviera entre los 10 mejores momentos para mí: My Heart Will Go On por Celine Dion, de Titanic.

Respuestas: 1- Judy Garland  2- Al piano 3- La canta y la baila 5- Bing Crosby 7- Pinochio 8- Barbra Streisand 9- Nadie
Las 100 aquí.

sábado, 22 de mayo de 2010

Identidad Escamoteada

El periódico Granma ha sido mucho más que el “órgano oficial del Partido Comunista de Cuba”, o por serlo 45 años y no tener un contrario que le haga sombra ha devenido la conciencia acrítica de la revolución. Ha jugado un papel rector en el afán desmedido y contra natura por conformar el sueño de la sociedad de los unánimes, y de las enormes desigualdades de oportunidades y de derechos en la realidad. Esa es la verdad. “Eso es así” –como dicen en su muletilla los borinqueños.

Su edición del sábado 22 de mayo trae destacada en su página de cultura una crónica de Amelia Duarte de la Rosa sobre el Encuentro Latinoamericano y Caribeño de Patrimonio Comunitario, auspiciado nada menos que por el Fondo Cultural del Alba. Amelia ha querido titular su artículo Memoria, Identidad y Patrimonio. Construir las historias locales, emplear y conservar ese patrimonio, afianzar la identidad y los valores autóctonos son ideas defendidas en el evento y en la crónica que lo reseña.

Dos días antes, el Granma del jueves 20 de mayo ni siquiera menciona en ninguna de sus 8 páginas la efeméride del 20 de Mayo. Ese día nació la República de Cuba. Aunque adherida por más de tres décadas a una especie de incubadora, que fue la Enmienda Platt posteriormente abolida en 1934, se conseguía la formal independencia de Cuba como nación. La gestación de la nacionalidad desde el siglo XVIII con Francisco de Arango y Parreño, pasando por la Guerra de los 10 Años en el XIX y la Guerra Necesaria que organizó el Apóstol, culminó por fin en aquella fecha con el reconocimiento de nuestro país en el concierto de las naciones libres y soberanas del mundo. Y es que desvalorizar el alcance de aquella fecha y con ello toda la Cuba de antes del 1ro de enero de 1959 ha sido voluntad política de la “revolución”, sostenida a través del sistema educativo, los medios masivos y las instituciones políticas y de masas.

La mayoría de los cubanos de menos de 50 años ignoran completamente lo que sucedió aquel mediodía de mayo de 1902. Por el contrario, todos ellos desde sus primeros años escolares, y aun antes, saben de un 26 de julio, del combate en un cuartel asaltado y del superhéroe, que a partir de entonces toma dimensiones de gigante en la historia oficial. Y no exageran esos historiadores, cuando en verdad el personaje ha conseguido suplantar la propia identidad de la nación por una hecha a su medida y a su forma. En los países desarrollados se ha puesto de moda el robo de identidad personal como delito común que llevan a cabo, por diversos procedimientos, desde grandes corporaciones del crimen organizado hasta delincuenticos de poca monta. Ahora bien, ¿Qué duda cabe?  Para escamotear la identidad de una nación entera hay que tener la estatura de un gigante.

domingo, 16 de mayo de 2010

La Inmortalidad del Cangrejo

o Complaciendo Peticiones de Honorio*

No hablo de la frase en el sentido figurado que se le suele dar para referirse a los debates irrelevantes, o a quien se halla pensando en la inopia o alguien distraído en sus ensoñaciones. Trato del asunto en sentido literal, si consideramos que cangrejo en latín es cáncer.

Las células cancerosas son inmortales. Poseen la habilidad de producir generaciones infinitas de descendencia. Las células de nuestros tejidos son mortales. Se pueden reproducir un número de veces pero terminan por envejecer y morir. Incluso cultivadas en el laboratorio pueden producir de 20 a 40 generaciones y después fenecen. Las células en cultivo derivadas de un “cangrejo” continúan dividiéndose indefinidamente.

La muerte celular programada se denomina apoptosis vocablo griego que significa hojas muertas, como aquella canción de múltiples versiones. En un adulto se estima que cada minuto nacen 3 000 millones de células, así que ese mismo número experimenta apoptosis para mantener el equilibrio. Las células cancerosas interrumpen la señal que termina por desencadenar la muerte en las células comunes. Hay trozos repetidos de ADN (la molécula que contiene toda la información celular) en uno de los dos extremos de los cromosomas y esos trozos, llamados telómeros,  se van perdiendo normalmente en cada división de la célula.  Las células del cáncer, a diferencia de las normales conservan la capacidad para continuar produciendo nuevos telómeros, porque mantienen activa la enzima telomerasa. Evitar el acortamiento de los telómeros mantiene a las células aparentemente jóvenes evadiendo indefinidamente el proceso de apoptosis. Las células malignas consiguieron el acceso a la fuente de la juventud a través de la actividad de la telomerasa.

Cerrar la fuente de la juventud para el cáncer, es decir impedir la acción de las telomerasas de los tumores cancerosos es uno de los enfoques en las investigaciones para la cura del cáncer.
En conclusión, por desgracia, la inmortalidad del cangrejo existe…todavía.

* Honorio es un amigo y colega que me sugirió traer temas de Bioquímica al blog.

miércoles, 12 de mayo de 2010

¿Existe Dios?




Santo Tomás de Aquino intentó responder con la lógica del silogismo. Siempre iniciaba  con una premisa mayor para llegar, a través de premisas menores derivadas,  a concluir en la existencia de Dios como necesidad. El  esquema de arriba  las resume.

El ente sensible, es decir nuestra conciencia, es el punto de partida aunque se le designa de distintas maneras en las “cinco vías”. Después la sucesión de causas, que no debe extenderse al infinito y por ello precisa de un Motor Inmóvil, una Causa Incausada, un Primer Necesario, un Primer y Máximo Ente, o un Supremo Director del Universo. Todos ellos englobados en el término Dios.


La pretensión de “demostrar” una afirmación que emana puramente de nuestra conciencia enmarcándola en los retruécanos de la lógica formal hoy parece pueril. Tan pueril como la negación del ateo militante. La dificultad reside en que no hay un punto confiable de donde asirse para elegir entre ambas puerilidades. Ni siquiera el pragmatismo nos permite una escogencia justa porque la historia de la humanidad registra tanto altruismo sin par como terribles desgracias asociados de una manera u otra al culto de los dioses.

De lo que no cabe duda es que el surgimiento de la conciencia viene indisolublemente unido al sentido de fin. Es difícil y además -¿Por qué no decirlo?- desesperanzador admitir que el universo, nuestro “bendecido” planeta, los seres vivos, plantas y animales que en él habitan y sobretodo nosotros mismos, nuestros antepasados, los hechos que nos ha tocado experimentar en nuestra época, el devenir que hemos aprendido de la historia universal,  en dos palabras esa conciencia humana y la realidad que hemos conocido a través de ella carezcan de causa y finalidad. Esa causa y finalidad la proporcionaría la existencia de Dios. A ella me atengo.

Ese Dios es inescrutable. Pienso que las religiones que existen, en su afán de caracterizarlo con base en mitos y supersticiones, han desvirtuado en las mentes de creyentes y ateos la idea del ser supremo. Cada persona debería indagar en sí mismo cómo acercarse a ese Dios desconocido persiguiendo lo que sería inmanente a él. Es la única forma de ser consecuente con el libre albedrío, un principio imprescindible para la existencia de Dios como ser independiente de nosotros mismos. Dios es la respuesta a la finalidad de la existencia humana. Por eso mismo encontrarse con Él es un camino que debe recorrer cada quien a lo largo de su propia vida.

domingo, 9 de mayo de 2010

Disquisiciones Personales en el Día de las Madres

Tuve dos madres porque la que me parió era maestra y por la jornada laboral y el planeamiento de clases necesitó de ayuda para cuidar de mí en la infancia. Tata me prodigó más cariño que nadie en esta vida. Cuando murió, por cosas de la vida no estuve junto a ella. Quizá por eso su recuerdo ha pervivido en mi mente con más intensidad. Tengo mala memoria para las anécdotas, pero la panorámica general que conservo de aquellos tiempos es que Tata siempre me protegía o me defendía frente a todos, sin excepción. Viuda temprana, no tuvo hijos biológicos. Venía del campo y era analfabeta con un doctorado en nobleza, bondad y desprendimiento. Tengo previsto estudiar en los próximos días las cinco vías de Tomás de Aquino para demostrar la existencia de Dios. Si el santo me convence, entonces tendré esperanza de que exista una vida ultraterrena y la ilusión de encontrarme con Tata para pedirle perdón por no haber estado a su lado cuando experimentó la muerte.


Mi madre me quiso mucho, ya de mayor. O así lo sentí yo. Vaya usted a saber. Pragmática y sensible, era el complemento necesario para un padre, idealista incurable. Mami fue en sus últimos años un escudo contra la expatriación cuando su avanzada edad y limitaciones, derivadas de un flujo sanguíneo cerebral disminuido, reclamaron el cuidado de sus tres hijos y nueras. Cuando murió, yo, ya con 54 años en el lomo, tuve una sensación de desamparo racionalmente inexplicable, aunque en la realidad su falta me expuso efectivamente a una emigración que la vida le ha impuesto por una razón u otra a demasiados cubanos. Por ser Día de las Madres hago estas “disquisiciones” muy personales (reflexiones es un término muy ajado últimamente).

Para todas las madres el reconocimiento y homenaje  de todo bien nacido. En la época de mi niñez en este día se acostumbraba llevar una flor en el pecho, roja o blanca según la madre fuera viva o muerta respectivamente. También se oía mucho una canción que en Cuba era el “himno” de esta celebración. “Madrecita del Alma Querida” de Osvaldo Farrés, atribuida injustamente a José José. No sé por qué. Y que  dice así…

jueves, 6 de mayo de 2010

Un Milagro en la Revolución

Si poseo un blog, el próximo día 9 tendré que escribir de sentimientos a las madres, a mis madres. Porque este segundo domingo de Mayo se celebra en Cuba el Día de las Madres. En el periódico El Mundo, el 9 de mayo de 1920 el periodista Víctor Muñoz publicó la crónica “Mi Clavel Blanco” en la que expresaba: “El día de hoy es el segundo domingo de mayo, que los americanos consagran como el Día de las Madres, y que muchos cubanos quieren destinar al mismo objeto”. Ese mismo día, en Santiago de las Vegas la gente convocada para homenajear a las madres, ni corta ni perezosa, colmaron el Centro de Instrucción y Recreo de esa localidad. Al año siguiente, el 22 de abril el propio Muñoz, que era concejal capitalino, consiguió instituir la festividad en la Habana. Fue en el 1928 que la Cámara de Representantes oficializó a nivel nacional que cada segundo domingo de mayo se celebrara  el Día de las Madres.

Los griegos, ahora con el agua al cuello o la deuda al cuello y que por eso mismo tienen “erizados” a los otros gobiernos de la Unión Europea, los admirables fundadores de la cultura occidental fueron también los primeros como en 250 a. C., en celebrar la maternidad dedicándole una fecha del calendario. Era en los Idus de Marzo, alrededor del día 15 que se rendían honores a Rea, la madre de Zeus, Poseidón y Hades.

Víctor Muñoz tomó la idea de los Estados Unidos, como lo expresó sin ambages en su crónica original. En aquel país el segundo domingo de mayo se había aprobado  como fiesta nacional por el Congreso en el año 1914. La selección de la fecha se remonta al año 1872 en que se sugirió ese día para la honra de la paz en Massachussets y también porque el cumpleaños de la madre de una de las impulsoras de la conmemoración, Anna Jarvis, coincidía muchas veces con esa fecha. En mi Costa Rica querida se tomó el 15 de agosto por la festividad católica a la Madre Inmaculada, María de Nazaret. En Panamá es el 8 de diciembre, Día de la Inmaculada concepción. En Argentina, siempre desmarcándose del resto de Latinoamérica,  lo celebran un domingo después que los demás, el tercero de mayo.

En Venezuela, el Congreso Nacional aprobó en 1924 la festividad como “El Día de las Tres Madres”. Vaya usted a saber por qué. En Cuba, donde a casi todas las fechas conmemorativas de antes del 1 de enero de 1959 le dieron la vuelta para cambiarlas por otras (desde la Independencia hasta el Día de los Reyes Magos) ha sido un verdadero milagro que el Día de las Madres, copiado por Muñoz de una idea original de los “yanquis”, haya sobrevivido hasta nuestros días… ¡y el mismo día! Un milagro en la Revolución.