En esta 5ta encrucijada tratamos las previsones de la economía en las dos campañas electorales.
Con la crisis económica y financiera global, en los países democráticos, los electores castigan a los gobiernos de turno. Esto se hace pasionalmente sin el menor análisis e independientemente de la posición del partido gobernante en el espectro ideológico o pragmático. Prueba de ello son España y Francia. En la primera fue sacado del poder el partido socialista de Rodríguez Zapatero y en la segunda el derechista Nicolás Zarkosy fue sustituído por el socialista François Hollande.
De ahí el gran desafío que debe enfrentar el
presidente Obama para obtener su reelección. Romney basa su campaña en esta esfera en culpar a su contrario de
no haber hecho nada que mejorara la alicaída economía del país. En cuanto a sus
propuestas, estas se encaminan a reafirmar la filosofía más radical de la
extrema derecha de su partido. Con un enorme déficit fiscal y un desempleo
todavía considerable aboga por la política de recortar impuestos y dejar en las
manos de los empresarios más acaudalados la responsabilidad de rescatar al país
del abismo en que lo sumió el dueto de George Bush y Dick Chesney.
La verdad es que cuando Obama llegó a la Casa Blanca se estaban perdiendo más de medio millón de empleos al mes. En septiembre de este año la tasa de desempleo ya bajó a 7.8%.
El principal logro del presidente ha sido impedir varios desastres que abarcan desde la quiebra de la industria automotriz hasta la desaparición de la industria manufacturera, en la cual se han creado 459 000 empleos desde enero de 2010. Pero el electorado, quien se halla sumergido hasta el cuello en un pantano no aprecia demasiado que le alcen hasta la cintura. La encrucijada económica que plantea la elección del próximo martes puede significar que al final de otros cuatro años el país termine de salir del pantano o que vuelva a ser hundido hasta el cuello otra vez. El destino está en las manos de los votantes.