En el Día Mundial de la Libertad de Prensa...
La
Asamblea General de las Naciones Unidas, por recomendación del Consejo
Económico y Social, declaró el 3 de mayo Día Mundial de la Libertad de Prensa. La
iniciativa partió de la Conferencia General de la UNESCO que, en su resolución
de 1991 titulada "Fomento de la Libertad de Prensa en el Mundo",
había reconocido que una prensa libre, pluralista e independiente era un
componente esencial de toda sociedad democrática.
La cuestión
es que toda libertad tiene sus límites. Para el presidente de Ecuador, Rafael
Correa, esos límites deben ser fijados por el gobierno para su conveniencia. En
el otro extremo están los que pretender convertir los medios en libelos
incendiarios. En mi opinión en lugar de designar un día retórico sin coger el
toro por los cuernos, una organización como la ONU o la UNESCO deberían tratar por lo menos de esbozar esos límites.
Si nos
dejamos de idealismos alejados de la realidad, en el mundo de hoy el interés
primordial de un periódico o una estación de radio o de televisión es atrapar
lectores y elevar los índices de audiencia. Para ello vale todo. Una primicia
exagerada puede arruinar a una entidad
bancaria, y si me apuran a un país, sea falsa o verdadera. Los lugares más
oscuros de las sociedades y de los individuos suelen ser los que más atención
atraen. Se usarán hasta el cansancio, sin importar cómo ese conjunto bombardea
las mentes de nuestros jóvenes y niños destruyendo valores y distorsionando el
buen juicio y la moral.
Parafraseando
a Madame Roland, sería justo
decir ¡Oh, libertad de prensa, cuántos crímenes se cometen en tu nombre!
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