La Adaptación en la Lucha por la Vida

Impresiones tras mi segunda visita a Cuba

En estas vaca- ciones hice mi segunda visita a Cuba. Lo principal ya lo escribí cuando regresé de la primera en 2009, todo aquel contenido sigue tristemente vigente. Acabo de releerlo en Mea Probitas.

La foto de al lado muestra el contraste que se vive en toda sociedad, y del que la cubana de hoy no se exime. Arriba una casa vacacional en una de las playas del este de la Habana. Debajo una vista típica de la destrucción crónica de la vivienda, en un barrio no turístico cualquiera de la ciudad de la Habana. 

El contraste no se limita a los paisajes. Lo experimenté también en las personas. La cantidad de cubanos que "soportan" desesperanzados bajo el régimen imperante las miserias cotidianas y las restricciones a la libertad de elegir en casi todo, puede estimarse a partir de la fracción que ha emigrado al extranjero por vías y hacia destinos cambiantes a lo largo de estas cinco décadas, según las circunstancias y las oportunidades. La voluntad de largarse de la isla prevalece de modo inversamente proporcional a los años de edad entre la gente mayor de 14 años. El hastío es también perceptible oyendo las voces populares que se expresan en la calle, en la cola, en las casas y que se empezaron a tolerar en algunos debates públicos de bajo nivel, y en el trasiego a ninguna parte de fuertes críticas desde dentro de la revolución en correos electrónicos.     
Pero sigue habiendo una parte importante de la población común que defiende el socialismo a la cubana. Cuando digo población común me refiero a gente que no pertenece a la clase privilegiada en el poder. Esto me llamó la atención porque  el fracaso de la gestión gubernamental es tan obvio que uno se sorprende al escuchar a gente llana e inteligente repitiendo convencidos los manidos argumentos oficialistas que suenan tan falsos desde afuera.   
Sin embargo, son múltiples los determinantes que explican la relativa satisfacción y acomodo de muchos a las penurias y al pensamiento único. Dos de ellos son fundamenteles en mi opinión. Uno, la presencia de la propaganda meticulosamente estructurada a través de la televisión, la radio, la prensa, las vallas y otros medios de divulgación masiva que es absoluta y peremne. Los atributos adjudicados a Dios de omnipresente y omnipotente los posee en efecto el sistema de información y adoctrinamiento implementado y perfeccionado durante más de medio siglo.
El otro determinante es inherente a todos los seres vivos y altamente desarrollado en la especie humana. La adaptación, como capacidad esencial para la sobrevivencia. Esa fuerza, integrante importante de la evolución biológica, en los humanos adquiere influencia en la conciencia individual. La adaptación en nuestra especie exige un componente psicológico que de modo inconsciente inclina a la asimilación de lo que nos parece imposible de transformar. O lo es. No solo las valoraciones éticas, la racionalización del acontecer diario se hace más maleable. La bien estructurada propaganda total encuentra un terreno fértil. Lo abona la necesidad de adaptación para sobrevivir. Y sobrevivir en armonía con la historia y el sentir personal tanto como con el entorno social.
El probablemente cercano a fifty-fifty (50-50)* que exista entre "alienación" y "alineación" en la población de Cuba se debe a las distintas maneras de adaptarse. Mientras unos se sumergen en la lucha por la "visa" u otras "cuentas propias", otros nos restriegan el derecho a la atención en salud y la educación universal gratuitas del socialismo del siglo XXI, aunque solo sea en la intención formalmente declarada con mucho que deje por desear en la realidad, en contraste con el sálvese quien pueda, también limitado a la intención soberbia de los defensores a ultranza del capitalismo salvaje, e igualmente en contradicción con la realidad  del estado de bienestar social y leyes solidarias del capitalismo real en las democracias occidentales genuinas.
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*No hay quien pueda establecer a ciencia cierta hoy en día la verdadera proporción de fieles a, de indecisos y de inconformes con el proceso mantenido por los hermanos Fidel y Raúl Castro en Cuba.