Especulaciones sobre las
elecciones en Venezuela y la controversia entre televisión y presencia personal.
No se ha considerado suficien- temente la diferencia abismal que existe en
el significado de las elecciones tal y como se realizaban en los siglos XVIII y
XIX y ahora en nuestros tiempos. En los
países más democráticos, tristemente, el billete manda. En los otros manda el
poder. Con la plata se su sufragan las campañas, se regalan pegatinas y
calcomanías, carteles que se clavan en los céspedes de los jardines, vallas gigantes que captan la
atención de los transeúntes, y sobre todo se compran minutos de televisión. El
mensaje es lo de menos porque todo el estudio de los políticos se emplea en cubrirle el
rostro a la mentira para que parezca verdad, disimulando el engaño y
disfrazando los designios.*
Venezuela
anda más o menos en el medio entre los países democráticos y aquellos en los que el poder
determina. Las encuestas cesaron el pasado domingo 30 de septiembre. Las de ese
mes arrojan resultados variados y contradictorios. Como es ya habitual, las
encuestas no tienen ningún valor predictivo. Se han convertido en un
instrumento más de la propaganda.
La
especulación en torno a las elecciones en Venezuela no solo gira alrededor de
quién las ganará. La otra incógnita es qué va a pasar después de que gane uno u
otro. Pero en el ámbito de las técnicas de campaña, si las elecciones son aceptablemente
limpias, si no “votan” demasiados muertos a favor del presidente y no se vulneran los mecanismos digitales de
conteo, el resultado podría convertirse en evidencia de estudio de
investigación. Las variables televisión
o presencia personal han estado casi
completamente asociadas por separado a uno de los candidatos. La victoria de
Capriles indicaría que su agotador periplo por toda Venezuela pudo con la
manipulación oficial de los medios masivos. Las cadenas de gobierno que obligan
a todas las televisoras y radioemisoras a unirse a la propaganda del candidato
presidente con abusiva frecuencia han llegado a interrumpir mítines previamente
avisados por la oposición. Si el presidente es reelegido, el poder de los
medios televisivos quedará demostrado una vez más.
No cabe duda
que el 7 de octubre en Venezuela se van a definir muchas interrogantes de distinta índole, además del futuro inmediato de ese país.
Una sola predicción: Chávez y su gente no están preparados para entregar el poder, de ninguna de las maneras.
------------------------
*Diego
de Savedra Fajardo
No hay comentarios:
Publicar un comentario