Acerca de la sentencia por prevaricación contra el juez español Baltasar Garzón
El español, Baltasar Garzón, juez insignia de la izquierda de su país e internacional,
y batallador incansable de las causas preferidas
por la galería ha sido condenado a a 11 años de inhabilitación.
Se trata de una
figura controvertida en el ámbito de la justicia, por su excesiva proclividad
al exhibicionismo mediá- tico, considerado
por muchos una especie de divo de la magistratura. No en balde en España,
personeros sindicales, comunistas, líderes del Partido Socialista Obrero Español,
y artistas e intelectuales de estilos y niveles de vida de gran burguesía pero
con mentes zurdas han roto lanzas en defensa del juez, al margen de los
pormenores de las imputaciones y los pulcros procedimientos procesales seguidos
por la justicia española.
En el exterior la injerencia ha ido más allá de las opiniones, propiciando movimientos de presión no disimulada sobre el sistema jurídico de la democracia española, impecable en comparación con el que rige en muchos de los países donde se han producido las críticas sin fundamento jurídico, basadas en la cabrona polaridad ideológica que asuela nuestro mundo. Dos ejemplos de estos prejuicios de barricada, con que se ha querido defender los procedimientos ilegales y prepotentes de Garzón, han sido cometidos por el New York Times y por la inefable organización argentina de las Madres de la Plaza de mayo con la bien hablada Hebe de Bonafini a la cabeza.
La "bien hablada" Heba de Bonafini
En el exterior la injerencia ha ido más allá de las opiniones, propiciando movimientos de presión no disimulada sobre el sistema jurídico de la democracia española, impecable en comparación con el que rige en muchos de los países donde se han producido las críticas sin fundamento jurídico, basadas en la cabrona polaridad ideológica que asuela nuestro mundo. Dos ejemplos de estos prejuicios de barricada, con que se ha querido defender los procedimientos ilegales y prepotentes de Garzón, han sido cometidos por el New York Times y por la inefable organización argentina de las Madres de la Plaza de mayo con la bien hablada Hebe de Bonafini a la cabeza.
De las tres causas que le han seguido, esta condena
proviene de una de ellas, la de haber autorizado escuchas de
las conversaciones entre acusados de corrupción y nada menos que sus defensores. No hay que ser un especialista en derecho
procesal para saber que violar la privacidad de lo tratado entre defensor y
acusado constituye un acto inconcebible y un delito grave en el caso de un juez
con la experiencia y los años de servicio del juez vedette español.
La condena a 11 años de inhabilitación, apoyada de forma unánime por la Sala Penal del Supremo, supondrá la expulsión
de Garzón de la carrera judicial. “La
investigación criminal no justifica por sí misma cualquier clase de actuación, con mayor razón si implica
vulneración de derechos fundamentales" se explica en la sentencia.
A la señora Hebe de Bonini y similares que se van a rasgar las vestiduras
por la justa condena de este juez,campeón de los excesos, yo les contestaría con la frase feliz que recuerdo de
una de las preguntas de cívica e historia que tuve que pasar hace ya
tiempo para adquirir la ciudadanía de Estados Unidos: La pregunta es ¿What is
the rule of law? Ello significa más o menos que ¿Cuál es el principio básico
del estado de derecho? Me acuerdo que en los textos para
prepararse dan 4 respuestas válidas que dicen lo mismo de forma diferente.
Siempre me gustó más la última forma : “No
one is above the law” “Nadie está por encima de la ley”.
La sentencia a Garzón, en medio de la gruesa cortina protectora que
le proveyó la progresía con su venda ideológica en los ojos, demuestra que ese principio
básico ha primado en la sentencia del Supremo español. Habrá que estar atentos
al proceso civil a que se someterá el yerno del rey próximamente. Por de pronto su majestad el rey Juan Carlos ya remarccó en su mensaje navideño el respaldo a la justicia al sentenciar "cualquier actuación censurable debe ser sancionada, la justicia es igual para todos". Dicho esto por el monarca, cuando ya habían trascendido las sospechosas transacciones financieras del esposo de la Infanta Cristina.
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