La crisis de los Marlins de Miami o la farsa como teatro cívico
Las declaraciones de
Ozzie Guillén, manager de los Marlins de Miami, a la revista TIME han causado tremendo
revuelo en Miami. El combativo ex pelotero y exitoso director de equipos de
grandes ligas, recién adquirido para comandar el club que ganó la serie mundial
de 1997, mentó la soga en casa del ahorcado.
Precisamente esta
temporada el equipo estrenaba nueva franquicia y flamante estadio. De los Florida
Marlins pasaron a ser Miami Marlins y un nuevo estadio con todos los hierros se
inauguró el otro día en las inmediaciones de la Pequeña Habana.
En su entrevista con la revista TIME, Ozzie Guillén parece haber revelado su admiración, respeto y amor
a Fidel Castro. Y ya saben ustedes. Por aquí ardió Troya. Hasta en CNN se
reflejó el lío. Prensa, radio, TV y políticos locales se arrebataron e hicieron su agosto con habitual
mal gusto.
Ozzie tuvo que dar
declaraciones retractándose en un galimatías que por un lado fue poco
convincente y por el otro daba lástima. El espectáculo completo ha sido
nauseabundo. Desde el mismo principio de todo el brete, con las palabras del
manager en TIME, inoportunas, incluso ofensivas para el entorno donde él se
gana ahora los frijoles; la reacción aparatosa y exagerada de las fuerzas
“vivas” y la chusma diligente de Miami; las balbuceadas disculpas y el arrepentimiento de Guillén obviamente
obligado; la inclemente exigencia de despido por las "masas enardecidas"; y en
la Habana el utilitario uso del bochornoso incidente, consecuente e hipócrita a la vez por la prensa partidista , todo el conjunto ha sido repugnante de cabo a rabo. Estos marlins están ciguatos ¿Se les pasará en unos días? Seguro que sí.
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