viernes, 30 de abril de 2010

El día 3, 3 años con un ICD

O electrochoques pa’ coger el ritmo

Ayer fui al taller para la revisión semestral del ICD. El próximo 3 de Mayo hace tres años que me lo implantaron. Así, se puede decir que cumplo un trienio “con la música por dentro” o al menos con un METRÓNOMO que me marque el compás vital. Se trata de un desfibrilador cardíaco implantado, ICD por la sigla tomada del “difícil”, que se sabe es idioma que pone los términos al revés que en español , de cabeza, vaya “up side down” como aquel que dice. El ICD es más que un metrónomo para marcar el compás de un corazón “atravesao”. Eso solo sería el marcapasos, que también lo trae incorporado un ICD.

 Cuando “la bomba” pierde la cordura a pesar de todo y cada fibra se contrae descoordinadamente, arrebatada como Maria Laria, se hace imprescindible obligar al órgano a recuperar su coordinación. Los paramédicos y las salas de emergencia, quirófanos, unidades de cuidados intensivos y hasta centros de rehabilitación cardíaca cuentan con desfibriladores externos que mediante dos electrodos que se ponen en contacto con el tórax del paciente, le aplican descargas eléctricas con las que en muchas ocasiones se consigue poner orden en la revolución miocárdica. La escena del desfibrilador externo es muy utilizada en películas y series televisivas como efecto de acentuación dramática. El ICD lleva a cabo el mismo procedimiento desde dentro de la cavidad torácica a través de cables que se insertan al miocardio. El dispositivo se les coloca a pacientes con corazones defectuosos, por diversas causas, que tienen propensión a “desbocarse” y terminar con un episodio de fibrilación ventricular, que es el nombre que se le da a esas contracciones arrebatadas de las fibras cardiacas.


Antes de cumplir el primer año con el aparatico adentro, este tuvo que actuar. En una semana de inicios del 2008 emitió cuatro descargas. Un par de ellas ya ingresado en el hospital. Después pareciera que mis fibras cardiacas aprendieron la lección, y he podido arribar a este tercer aniversario sin otro episodio desagradable. Naturalmente que gracias a aquellos shocks del 2008 es que puedo escribir hoy estas líneas, por tanto honren los musicólogos a Chano Pozo, el Patato Valdés, Tata Guines y otros grandes de los cueros y el ritmo, que a mí me toca agradecer y rendir tributo a los creadores, fabricantes y cirujanos que me implantaron este aparatico, también artífice del buen ritmo.

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