miércoles, 22 de septiembre de 2010
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viernes, 17 de septiembre de 2010
El Culto a las Enmiendas
Muchos de los derechos ciudadanos, en el caso de la constitución de los Estados Unidos se recogen en enmiendas que le fueron adicionadas en el proceso de su aprobación por diferentes estados, y ulteriormente otras hasta llegar a 27. Las diez primeras constituyen la Carta de Derechos.
Desde que el Congreso las aprobó han pasado casi 219 años y la sociedad americana ha cambiado un mundo desde entonces. No obstante el ciudadano americano medio y la clase política en general han sacralizado ese documento y sus estipulaciones. En este caso el dogma de los fundadores de su nación ha vencido al pragmatismo yanqui. Y eso que se han suscitado debates muy generalizados en torno a conflictos y crisis que guardan relación con contenidos e interpretaciones de ese conjunto sagrado de enmiendas.
Los dos primeros artículos, de los diez, son los más invocados por unos y cuestionados por otros. Ahora mismo, con el lío de la construcción de una mezquita en las cercanías del sitio de la catástrofe de las torres gemelas, la primera enmienda es usada por los que apoyan su edificación. Según aquella, la práctica libre de cualquier religión no puede ser proscrita por ley alguna. Sin embargo, la interpretación de un texto normativo es materia muy controvertida. Una ordenanza municipal podría definir en el perímetro del Memorial un área determinada como plaza pública, en la que no se podría erigir ningún templo religioso de cualquier denominación. En las escuelas públicas los maestros y autoridades oficiales tienen prohibido conducir actividades religiosas sin que se considere que esto contraviene la primera enmienda. También se ha llegado demasiado lejos en lo concerniente a la no coacción de la libertad de palabra e imprenta. Se ha visto a las más altas autoridades de la nación prácticamente rogándole al pastor floridano que no perpetrara la quema de los ejemplares del Corán, aceptando increíblemente “su derecho” a hacerlo, aunque las consecuencias de tal acción habrían sido nefastas. Nadie le implora a ningún aberrado que no grite “¡Fuego!” en el medio de una multitud o un local cerrado. Se da por sentado que no es su derecho hacerlo.
La segunda enmienda es otra cogida por los pelos. El artículo en cuestión dice: “Siendo necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado Libre, no se violará el derecho del pueblo de poseer y portar armas” ¿El pueblo es la milicia bien ordenada o cada ciudadano puede constituirse en una milicia él solo por separado? En la práctica, el resultado es que en los Estados Unidos, según Reuters, por cada 100 habitantes existen 90 armas de fuego lo que la convierte en la sociedad más armada del mundo.
http://www.elmundo.es/america/2010/09/18/estados_unidos/1284777814.html
Pareciera que ha llegado el momento de enmendar las enmiendas o su interpretación. Una cosa son los valores fundacionales y otra muy distinta los principios de convivencia social. Estos últimos tienen que evolucionar con las condiciones actuales de una sociedad, que en el siglo XXI se parece muy poco a la que prevalecía en el XVIII.
sábado, 11 de septiembre de 2010
3- en- Uno
El más divulgado, el recuerdo a las víctimas de las torres gemelas en la ciudad de New York y de los otros sitios en que impactaron los aviones secuestrados por seguidores de Al Qaeda. Este año se acompañó del ruido del odio religioso. Anuncios de quemas del Corán, seguidos de amenazas de represalias mortales e indiscriminadas y por fin en la misma zona cero de Manhattan manifestantes opuestos y a favor de la construcción de la famosa mezquita musulmana en los alrededores, vulneraban con su algarabía extemporánea el momento de recogimiento y evocación de los familiares y allegados a los muertos. Una distancia prudencial y las fuerzas del orden evitaban que "las manifestaciones" se convirtieran en batalla campal y mayor profanación.
En Chile ya se ha hecho costumbre revivir el odio y los rencores de aquel 11 de septiembre de 1973, aquel “desenlace previsible” –como lo denominó el presidente Sebastián Piñera. Esta vez los ataques violentos se perpetraron contra trabajadores de la prensa, cuando encapuchados atacaron este mediodía a móviles de televisión y periodistas que se encontraban en las inmediaciones del Cementerio General, tras la pacífica marcha de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos.
Barcelona ha sido el tercer sitio de esta especie de tripleplay de la manifestación violenta. Al final de una marcha independentista con motivo de la Fecha Nacional de Cataluña (Diada), también encapuchados han quemado en una tarima la efigie del Rey y banderas de España y de Francia. La efeméride del 11 de septiembre, en este caso se remonta al 1714, día en que las tropas borbónicas toman Barcelona durante la Guerra de Sucesión Española.
Como hemos visto, el pasado –reciente o remoto- puede comportarse como la víbora del veneno que muerde, destila su odio y encona el presente.
domingo, 5 de septiembre de 2010
Poncio Pilatos y la FDA
En el caso de los suplementos dietéticos que se comercializan en las farmacias como productos naturales, la Administración de Drogas y Alimentos se conforma con que los fabricantes impriman en sus etiquetas el rótulo que dice:
†These statements have not been evaluated by the Food and Drug Administration. This product is not intended to diagnose, treat, cure, or prevent any disease.
† Estas afirmaciones no han sido evaluadas por la Administración de Drogas y Alimentos. Este producto no es destinado a diagnósticar, tratar, curar o evitar ninguna enfermedad.
Generalmente la advertencia aparece en la etiqueta al final y después de todo un rosario de virtudes y beneficios que supuestamente provee el producto de que se trate.
El público en general ni siquiera distingue entre estros preparados y los fármacos sujetos a prescripción o que se venden sin recetas pero que son medicinas sujetas al control de la agencia federal. En realidad la Administración de Drogas y Alimentos se comporta con estos "suplementos dietéticos" como hizo Poncio Pilatos con Jesucristo. Se lava las manos con el cartelito de marras.