viernes, 17 de septiembre de 2010

El Culto a las Enmiendas

Muchos de los derechos ciudadanos, en el caso de la constitución de los Estados Unidos se recogen en enmiendas que le fueron adicionadas en el proceso de su aprobación por diferentes estados, y ulteriormente otras hasta llegar a 27. Las diez primeras constituyen la Carta de Derechos.

Desde que el Congreso las aprobó han pasado casi 219 años y la sociedad americana ha cambiado un mundo desde entonces. No obstante el ciudadano americano medio y la clase política en general han sacralizado ese documento y sus estipulaciones. En este caso el dogma de los fundadores de su nación ha vencido al pragmatismo yanqui. Y eso que se han suscitado debates muy generalizados en torno a conflictos y crisis que guardan relación con contenidos e interpretaciones de ese conjunto sagrado de enmiendas.

Los dos primeros artículos, de los diez, son los más invocados por unos y cuestionados por otros. Ahora mismo, con el lío de la construcción de una mezquita en las cercanías del sitio de la catástrofe de las torres gemelas, la primera enmienda es usada por los que apoyan su edificación. Según aquella, la práctica libre de cualquier religión no puede ser proscrita por ley alguna. Sin embargo, la interpretación de un texto normativo es materia muy controvertida. Una ordenanza municipal podría definir en el perímetro del Memorial un área determinada como plaza pública, en la que no se podría erigir ningún templo religioso de cualquier denominación. En las escuelas públicas los maestros y autoridades oficiales tienen prohibido conducir actividades religiosas sin que se considere que esto contraviene la primera enmienda. También se ha llegado demasiado lejos en lo concerniente a la no coacción de la libertad de palabra e imprenta. Se ha visto a las más altas autoridades de la nación prácticamente rogándole al pastor floridano que no perpetrara la quema de los ejemplares del Corán, aceptando increíblemente “su derecho” a hacerlo, aunque las consecuencias de tal acción habrían sido nefastas. Nadie le implora a ningún aberrado que no grite “¡Fuego!” en el medio de una multitud o un local cerrado. Se da por sentado que no es su derecho hacerlo.

La segunda enmienda es otra cogida por los pelos. El artículo en cuestión dice: “Siendo necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado Libre, no se violará el derecho del pueblo de poseer y portar armas” ¿El pueblo es la milicia bien ordenada o cada ciudadano puede constituirse en una milicia él solo por separado? En la práctica, el resultado es que en los Estados Unidos, según Reuters, por cada 100 habitantes existen 90 armas de fuego lo que la convierte en la sociedad más armada del mundo.
http://www.elmundo.es/america/2010/09/18/estados_unidos/1284777814.html

Pareciera que ha llegado el momento de enmendar las enmiendas o su interpretación. Una cosa son los valores fundacionales y otra muy distinta los principios de convivencia social. Estos últimos tienen que evolucionar con las condiciones actuales de una sociedad, que en el siglo XXI se parece muy poco a la que prevalecía en el XVIII.

2 comentarios:

alicia Vazquez dijo...

Muy interesante y educativo su articulo.

FELIX dijo...

Aqui solo hay que ver lo arcaica que esta nuestra constitucion,es hora de que la ajustemos a los tiempos que corren,la mayoria de ellas datan de los virreinatos,feudamentalismos,y hasta de los medio-evos,nada que ver con el indigena que controla Bolivia caso perdido en tiempo real.
La misma que mencionas era factible en epocas del oeste y el robo de ganados por los cuatreros ¿hasta cuando seguiremos haciendonos ideas de que somos vaqueros,hasta cuando?