El Color del Cristal

Semanas atrás vi una serie de reportajes que la conductora y periodista colombiana de CNN en español Claudia Palacios  realizó en Cuba. Quería exponerlos aquí pero donde los exhibían en la red lo declararon privado y cerraron el libre acceso a ellos. Curiosa medida con un material que fue presentado al público en general, en sucesivas emisiones del programa Encuentro de CNN en español y se mantuvo los primeros días sin cortapisas en el sitio web hoy restringido. Pero no es a ese curioso y hasta intrigante proceder con el material después de exhibido al que quiero referirme.
A falta de la muestra describo fielmente la serie. La mejor y más sencilla  forma de hacerlo es concordar en que el reportaje de Claudia no tiene nada que envidiarle a un imaginado comercial del Instituto Nacional de Turismo de Cuba y que hubiera sido  muy bien logrado. Las imágenes que en él aparecen no son fabricadas, son un reflejo bastante fiel de la atractiva Cuba que recibe y complace a los turistas y en general a los visitantes extranjeros o nacionales "de afuera".
Del otro lado en la televisora miamense América Teve, presentan cada semana algún reportaje con escenas casi dantescas de miseria, abusos y represión. La última, de la que no pude encontrar enlace, muestra escenas de un desalojo realizado en forma cruel y sin miramientos con una familia humilde en el interior de la isla.
La verdad es que ninguna de las dos versiones de la realidad cubana es falsa. Existen esas dos Cubas dentro de su archipiélago, además de una tercera desparramada en el exterior. Tampoco la diferencia chocante en el nivel de vida es algo insólito en nuestro mundo. Hasta en los países más fuertes económicamente en nuestra región se observan esas diferencias extremas entre las capas favorecidas y marginadas de la sociedad. Chile, Perú y Brasil son ejemplos indiscutibles. Aun en Estados Unidos no es lo mismo como se vive en Key Biscayne, barrio de gente acomodada, que en LIberty City donde los negros americanos se matan a tiros entre sí y con la policía casi todas las semanas, y la droga, el vicio, la delincuencia y la vagancia campean por sus respetos. La población humilde, trabajadora y honrada de ese barrio –que no es poca- tiene que convivir con eso, adonde a veces ni los ambulancieros quieren entrar solos.
Volviendo al caso de Cuba y el tratamiento del tema en la televisión foránea, lo real es que prima la polarización ideológica. Unos van a buscar exclusivamente la cara fea de esa sociedad y otros resaltan sus logros en determinada esfera. Ambas miradas parciales se corresponden al todo, pero es muy raro que las podamos encontrar juntas en el mismo material de una misma fuente.
 Refiriéndome  exclusivamente al nivel de vida material, el turismo no significa buena vida solo para los visitantes. Todos los cubanos ligados directa o indirectamente a los servicios que requiere esa actividad con todas sus ramificaciones (artesanía, transporte, alojamiento no hotelero, paladares, etc.) alcanzan un nivel de consumo y calidad de vida muy superior al resto de la población. Otra cosa es el asunto de las libertades individuales, la igualdad ante la ley y las restricciones al movimiento, la expresión y la participación efectiva de las personas con igualdad de oportunidad, en las decisiones y funcionamiento del estado. Para no entrar en detalles, el solo hecho de que la militancia en un partido determinado te define como vanguardia de tu entorno social sitúa a los sin partido como ciudadanos de segunda clase. Pero en fin, me extralimito del asunto central.
Esta entrada fue motivada cuando visioné el reportaje de CNN, que refleja lo atractivo de la isla y parece propaganda turística, comparado con los documentales y fragmentos detractores de la propaganda política de la televisión local en Miami. Y me vino a la mente la sabiduría infinita del poeta:

En este mundo traidor

Nada es verdad ni es mentira

Todo es según el color

Del cristal con que se mira.