lunes, 4 de noviembre de 2013

Con el Partido Ganador

Criterios sobre las elecciones del próximo martes 5 por acá en la ciudad del sol y sus alrededores.

  Esta vez me voy con el partido ganador de todas, todas. Es reconfortante alinearse en unas elecciones con aquellos que ganan con más del 80% al seguro.
  Sí, mañana martes 5 habrán elecciones para alcaldes en Miami Beach y Hialeah aquí en el condado Dade del sur de la Florida. Mi boleta tendría tres escogencias. El alcalde de la ciudad, a elegir uno de tres; gravar una vez más a los propietarios de casas,  ahora para financiar mejoras al Hospital Jackson; y determinar que el electorado deba aprobar cualquier cambio en las pensiones a los funcionarios elegidos. Las dos últimas para votar Si o No en cada una. 
 En octubre 31   y noviembre 7 del 2011 escribí en este blog sendas entradas acerca de las elecciones y el papel cívico del derecho a ejercer y el deber que cumplir con el voto. ¿Quién me iba a decir que hoy iba a proclamar mi decisión de unirme a la multitud del partido ganador en estas elecciones del 2013?
  Por acá la corrupción, las componendas, el abuso de poder, las trampas sin fraude y la apatía o resignación de la inmensa mayoría de la población han convertido el proceso electoral en una formalidad con mínima influencia del electorado, si alguna.
  En mi opinión, la maquinaria establecida por alcaldes,  comisionados, y el "poderoso caballero" de Quevedo  determinan las opciones que triunfan en las elecciones. La manipulación de las boletas de voto ausente y el compromiso agenciado con las colectividades en las viviendas adjudicadas a las personas de bajos recursos económicos aseguran el destino de la mayor parte de los pocos votos que se escrutan en las elecciones municipales.  
  Por eso esta vez me desdigo de todo lo que aprendí en mis clases de Moral y Cívica y de todos mis sueños sobre "el poder de uno" en democracia. Este martes me uno a ese partido abrumadoramente mayoritario de la abstención. Llegaremos cerca del 90% esta vez.  No iré a votar y diré con profundo dolor la frase que aquel cabrón diseminó como consigna en la Cuba de 1960 y 61 ¿Elecciones para qué? 

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