Emilio Ichikawa en su artículo http://eichikawa.com/2009/12/contaminame-ambiente-e-lo-quiere-la-gente-caliente-dr-formell.html afirma que los “problemas globales (el plural ya es una inconsecuencia) son una invención de la izquiera caviar". Resulta sorprendente que el filósofo califique de inconsecuencia al plural de la concordancia gramatical, y de la cadencia sonora (“los problemas global” sonaría como un contrabajo atravesado). Pero lo increíble es la intención de negar la existencia de situaciones problemáticas de alcance mundial que exigen un tratamiento deliberado por la comunidad internacional.
El control sanitario, el derecho diplomático internacional, la legislación inexistente para delitos obvios en la internet, aspectos de la navegación marítima, del comercio internacional, del transporte aéreo y hasta la traída y llevada convención de Ginebra sobre la tortura, son todos ellos asuntos claramente relacionados con problemas globales… y muchos más. Existe un problema ambiental. Las deterioradas condiciones del planeta por su evolución natural o por causas artificiales derivadas de la explotación por el hombre, han llamado la atención de los científicos y de los gobiernos en torno al aumento de las temperaturas en la Tierra y al incremento en las concentraciones de CO2 atmosférico. Es lo que se designa comunmente como cambio climático.
Cerca de doscientos jefes de estado se reunieron en Copenhague este fin de semana para intentar paliar la tendencia amenazante de ese cambio climático en los próximos años. El resultado fue un fiasco absoluto porque apenas se consiguió una declaración de buenas intenciones, sin metas concretas ni compromiso alguno por parte de los países más influyentes del globo y aliñada con la crítica destructiva tradicional, que ya es costumbre en las cumbres mundiales, proveniente de la izquierda caníbal.
El hecho de que realidades que impactan sobre la humanidad con un peso abrumador y que demandan con relativa urgencia de soluciones concertadas globalmente, sean vistas como espejismo no puede ser asociado ni a la izquierda ni al caviar, en este caso ha de ser la óptica de una derecha de picadillo de soya.
El control sanitario, el derecho diplomático internacional, la legislación inexistente para delitos obvios en la internet, aspectos de la navegación marítima, del comercio internacional, del transporte aéreo y hasta la traída y llevada convención de Ginebra sobre la tortura, son todos ellos asuntos claramente relacionados con problemas globales… y muchos más. Existe un problema ambiental. Las deterioradas condiciones del planeta por su evolución natural o por causas artificiales derivadas de la explotación por el hombre, han llamado la atención de los científicos y de los gobiernos en torno al aumento de las temperaturas en la Tierra y al incremento en las concentraciones de CO2 atmosférico. Es lo que se designa comunmente como cambio climático.
Cerca de doscientos jefes de estado se reunieron en Copenhague este fin de semana para intentar paliar la tendencia amenazante de ese cambio climático en los próximos años. El resultado fue un fiasco absoluto porque apenas se consiguió una declaración de buenas intenciones, sin metas concretas ni compromiso alguno por parte de los países más influyentes del globo y aliñada con la crítica destructiva tradicional, que ya es costumbre en las cumbres mundiales, proveniente de la izquierda caníbal.
El hecho de que realidades que impactan sobre la humanidad con un peso abrumador y que demandan con relativa urgencia de soluciones concertadas globalmente, sean vistas como espejismo no puede ser asociado ni a la izquierda ni al caviar, en este caso ha de ser la óptica de una derecha de picadillo de soya.
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1,2,3, probando...
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