martes, 23 de febrero de 2010

Bombitas de peste ¿Tratamiento Médico?

Leía ayer el Scientific American de marzo –esta publicación me llega puntualmente en la última decena del mes anterior a la fecha de cada ejemplar- y me recordé de la vez que en el aula del Instituto de 2da Enseñanza de la Víbora, número 3 de la Habana y más tarde rebautizado Pre-Universitario René O Reyne alguno de mis compañeros explotó una bombita de peste, de esas que parecen haber concentrado la densidad de 1000 pedos de alta graduación en unas pocas gotas de un líquido volátil, o al menos capaz de emanar gases. Que asociación de ideas tan extravagante entre una revista científica y aquella “canallada” de adolescentes – con razón dirán ustedes.

Lo que pasa es que la esencia (nunca mejor empleada esa categoría filosófica que en este objeto) de esas bombitas es el ácido sulfhídrico (H2S). El característico olor de los huevos podridos, pero bien podridos proviene de ese gas. Pues bien, con el título “Gas tóxico, salvavidas” Ruy Wang, biólogo y Presidente de la Sociedad Canadiense de Fisiología revisa lo mucho que se sabe de las propiedades de este pestilente gas dentro de nuestro cuerpo. Incluso algunos de los beneficios probados de la ingestión de ajos son consecuencia de los productos contenidos en él y capaces de producir H2S en el organismo humano.
Desde 1980 se sabe de otro gas, el óxido nítrico (NO) que  influye en el metabolismo de las células. De hecho la popular pastillita azul Viagra termina liberando mayores cantidades de NO para hacer más fácil que los cuerpos cavernosos del pene se rellenen de sangre y le den la consistencia al órgano que complace a las féminas. El uso de la nitroglicerina en la enfermedad coronaria se relaciona también con el óxido nítrico.

¿Y qué hay del “aromático” sulfhídrico? Aparte de tener efectos similares al NO en las paredes de los vasos sanguíneos, hay evidencias de que puede enlentecer el metabolismo produciendo una especie de hibernación que sería muy útil en las salas de urgencia y móviles de paramédicos para ganar tiempo en situaciones críticas de supervivencia. Tiene efectos beneficiosos en el tejido nervioso, de manera que hay estudios donde se sugiere que podría ser útil para retardar la aparición de la demencia senil y el Alzheimer. Dos o tres laboratorios farmacéuticos ya trabajan en drogas relacionadas con el pestilente gas y enfermedades como los ataques cardíacos, lesiones renales, la enfermedad inflamatoria del intestino, síndrome del colon irritable, artritis y otras. Mire usted. Quién sabe si aquella tarde en el Instituto me hubiera puesto a hacer inhalaciones de la bombita fétida a lo mejor me habría evitado alguno de los tres infartos a los que he sobrevivido.

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