lunes, 8 de julio de 2013

Malthus, sustentabilidad y demografía

Una mirada a la profecía maltusiana y a la demografía actualizada.

Thomas  Malthus fue un economista británico. Es común que los economistas se equivoquen pero este lo hizo en proporción gigantesca.  Tampoco es raro que sus tesis las argumenten con sólidos razonamientos. Son una bendición (metafóricamente hablando) para un plomero o fontanero falto de empleo. Poseen una especial habilidad para "tupirnos". A fines del siglo XVIII en plena revolución industrial se apeó con un Ensayo sobre el principio de la población y sacó sus cuentas de economista sobre la progresión geométrica de la población mundial y la lenta progresión aritmética de la producción de alimentos. La diferencia entre el ritmo de crecimiento poblacional  y el de producción de alimentos le condujo a vaticinar que para el año 1880 nuestra especie desaparecería de la faz de la Tierra. 
 
Hace buen rato sabemos que el especialista inglés se escachó en sus predicciones. El dominio de la ciencia y la técnica aplicadas a la agricultura, la crianza de animales, la pesca, la  conservación y el transporte de alimentos han conseguido multiplicar la capacidad  para satisfacer las demandas alimenticias de la población actual*. Al mismo tiempo en nuestro mundo postmoderno, las parejas se preocupan de planificar el número de hijos y en algunos países desarrollados el promedio de nacimientos por  pareja no llega a dos.
Lo que sí ha ocurrido es la extensión de los años de vida y con ello la franja de población no productiva de los adultos mayores ha crecido enormemente. Vean ustedes las cifras que ilustran lo que digo,  en la siguiente tabla:
 
 
 
No obstante si usted compara los números de  principios del siglo pasado y de este siglo XXI podrá apreciar que el aumento apenas es de 10% de población en los adultos mayores (alrededor de 3% siglo XX con el 13% ahora) y se compensa con la reducción en el sector poblacional de la niñez y adolescencia (0-18 años), también en etapa no productiva y de gran consumo y gasto, que es casi la mitad de lo que era aproximadamente un siglo atrás.
Los chinos con sus 1340 millones de habitantes se preocupan por sus 200 millones de ancianos, lo que no llega al 15%. Ahora resulta que han tenido que sacar una ley que obliga a los ciudadanos a visitar con cierta frecuencia a sus padres de edad avanzada. Y eso que la cultura china siempre ha venerado a sus ancianos. Ni hablar del trato en nuestros países de occidente de creciente abandono  y desafección para con los parientes de la tercera edad. Pero ya esto sería harina de otro costal. El de las transformaciones en los valores familiares. La harina de ese saco da para varios lunes por venir. 
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*Es sabido que hay mucha hambre en el mundo pero no precisamente por falta de alimentos.

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