lunes, 2 de diciembre de 2013

Contra la Morriña y Conflictividad Navideñas

Reacciones contraproducentes del ánimo en época navideña y maneras de prevenirlas.

Se supone que las Navidades es la época más festiva del año, pero para mucha gente no es así. Simplemente resulta estresante la presión de estar alegres que sienten. Por eso en algunos se convierten en las fiestas de  la melancolía.  En otros, en los que predomina la irritabilidad,  es una temporada propiciatoria de discusiones y hasta peleas.
Hay formas de curarse en salud y evitar convertirse en el aguafiestas o el conflictivo de la familia.
  • Aférrense a su rutina habitual. Mantenga constante su horario de sueño, haga alguna clase de ejercicio a diario. El que mejor le convenga. Desde caminar hasta levantar pesas, pasando por simplemente arreglar el jardín. También evite sobrepasarse en el comer y el beber.
  • Sienta y practique la gratitud. Hay estudios que demuestran que la expresión de agradecimientos puede frenar su  respuesta de estrés y mejorar su sentido de bienestar y la relación con la gente. No andaban mal encaminados los peregrinos ingleses que inventaron el día de acción de gracias, tan bien situado como puerta de entrada al ambiente navideño de diciembre.
  • Óigame, no ponga expectativas muy altas en cuanto a las decoraciones y regalos navideños. Esperar la perfección es conseguir frustración segura. 
  • Mantenga las actividades tradicionales pero intente introducir alguna novedad, como ir a patinar con los hijos, irse a la misa del gallo -sobre todo si nunca lo ha hecho-  o cualquier otra cosa que se presente.
  • En cuanto a las disputas y discusiones basta con que ante todo tenga presente que para que se produzcan, siempre es  preciso que hayan por lo menos dos. Impóngase a sí mismo no ser nunca uno de ellos. Mostrará a todos que de los dos en discordia, usted es el de mejor salud mental.
  • En cuanto a la tristeza, concentre su pensar en lo que tiene ahora y no en lo que ha perdido o dejado detrás. 
Y ahora termino porque me voy a poner las guirnaldas y adornos del frente de la casa
 ¡Uf, que pereza!

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