jueves, 7 de julio de 2011

El Péndulo (I: Latinoamérica)

Se presiente un auge en los movimientos populistas con reacomodos seudo constitucionales,  en pro de las reelecciones repetidas y el quebranto de las instituciones democráticas.


Es harto conocido que las preferencias de las mayorías de las gentes en los distintos países suelen moverse cada cierto período de tiempo de un lado al otro del espectro político. La duración de los intervalos entre períodos es variable. Depende de las circunstancias particulares en cada país.
Ya no vale fijar la derecha y la izquierda como los límites constantes de la trayectoria del péndulo político. Los pares de extremos varían en los diferentes países.  No son los mismos en el Reino Unido, Irán,  España  o que en Estados Unidos. 

Hoy,  veamos el caso de Latinoamérica. Hay distinciones importantes en los países específicos pero si de generalizaciones se trata, en la actualidad el movimiento del péndulo en nuestra región se sitúa entre  democracia representativa por un lado,  y por el otro dictadura caudillista y utopía socialista, que no es lo mismo pero es igual.
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Con la ascensión de Ollanta Humala al poder y a pesar de sus promesas de moderación y sensatez, el péndulo en América Latina parece iniciar un viraje del movimiento que lo aleja ahora del modelo de la democracia representativa. Es curioso que esto ocurra así, cuando la región ha experimentado un crecimiento notable en la década,  que no se detuvo ni siquiera en los últimos tres años, en medio de la crisis económica global. De contra el desarrollo económico ha sido más alto y sostenido en países como Perú, Uruguay, Paraguay, Dominicana, Panamá, Brasil y Argentina que se mantienen con democracias aceptables sin demasiados inventos, mientras que Bolivia, Ecuador, Cuba, Nicaragua y Venezuela se quedaron bien por debajo de la media de la región, y  en la república "bolivariana" incluso decreció el producto interno bruto (PBI).

No obstante, es importante el hecho de que el crecimiento  incidió relativamente poco en las desigualdades sociales. Además, los medios masivos tienden a subvalorar y divulgar poco los avances conseguidos en reducción de la pobreza.

Quizá es precisamente el crecimiento notable y su poca incidencia en las agudas desigualdades sociales lo que ha acabado de desengañar  a los pueblos. La corrupción, la inseguridad, el creciente deterioro del prestigio de los partidos políticos y sus dirigentes son el caldo de cultivo adecuado para que las masas reclamen cambios drásticos, bruscos, violentos si es preciso y demanden promesas ilimitadas,  alejadas de la realidad. Para todo esto siempre aparece el líder ungido, revolucionario y cercano al pueblo, radical y complaciente en su discurso que apela a la pasión y la fe más que al análisis frío y racional.
Manuel Zelaya regresó a Honduras recientemente. El pasado 26 de Junio , arropado por decenas de miles de seguidores,  proclamó sin pudor su intención de retener para él y sus partidarios el poder en Honduras  por 50 años. Declaración de este calado, hecha sin que se produzca reacción significativa ni de mandatarios individuales ni de organismos como la OEA, con la aceptación tácita del medio ambiente continental  es un ejemplo evidente de hasta donde ha llegado  la degeneración que ha experimentado el sentimiento democrático de los pueblos latinoamericanos.

La caída del socialismo real en los países de Europa Oriental produjo el alejamiento del péndulo de las utopías absolutistas. Con el inicio de esta segunda década del siglo,  avizoro una vuelta a la preponderancia de las utopías sociales y los guías predestinados en gran parte de Hispanoamérica. Ya tenemos 5 de fijo, uno en camino y otra que bien baila ¿Comprendés? Otra cosa, muy distinta se puede prever en el norte de nuestro hemisferio y en otras partes del planeta. Pero ello será harina de otro costal en próximas ediciones de CubaDiversa. 

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