lunes, 17 de septiembre de 2012

¿Qué Hacer?

La violencia es miedo de las ideas de los demás y poca fe en las propias... Antonio Fraguas
La disyuntiva de la Casa Blanca ante la ola de agresiones a las dependencias estadounidenses en el exterior
Embajador J Christopher Stevens
El detonante de las manifestaciones violentas en contra de EEUU, que empezaron en Libia con la muerte del embajador J Christopher Stevens y tres funcionarios más, fue un bodrio en forma de  peliculita que denigra al profeta de la religión islámica, Mahoma . La produjo un sujeto que estaba cumpliendo 5 años de libertad condicional por delitos financieros.

La ola de violencia fanática mezclada con el sentimiento antiestadounidense cultivado por la  “proguesía” mundial está ya siendo capitalizada por Al Qaida (Hay evidencias de que fue así desde el inicio): «Quien se encuentre con cualquier emisario o embajador de América debería seguir el ejemplo de los descendientes de Omar Al Mujtar (Libia) que mataron al embajador americano» ha exhortado el grupo terrorista.

La Administración Obama se ha distanciado del vídeo sacrílego   e incluso ha condenado la mofa de los valores sagrados de toda religión. Por otra parte ha despachado navíos y tropas especiales a la región para proteger a sus ciudadanos y personal diplomático. Mensajes exigiendo protección para sus dependencias habrían sido enviados a numerosos gobiernos.


El presidente Obama en su mensaje semanal por radio dijo: ”rechazar que se denigre cualquier religión- incluyendo el Islam- …aún así nunca se justifica tal violencia. No hay religión que condone hacer blanco en hombres y mujeres indefensos”.  Obama quiso dejar claro que no tolerarán nunca acciones que agredan a  ciudadanos estadounidenses y subrayó la advertencia de  “que toda nación tiene la responsabilidad de ayudar a proteger a los estadounidenses.”
 
Voceros republicanos, empezando por el frívolo candidato presidencial de ese partido, han insinuado que expresar cualquier desaprobación de la irreverencia del vídeo-adefesio niega los valores fundamentales de nuestras sociedades occidentales y su devoción por la sacrosanta libertad de expresión. 

¿Qué hacer? Un silencio complaciente con el ofensivo producto audiovisual va a ser interpretado por las masas de musulmanes como un espaldarazo a la prosaica agresión a su fe. Dentro de Estados Unidos una acción que restrinja la capacidad para expresarse con libertad se va a interpretar como debilidad y cesión al violento chantaje.   No hay arreglo. Habrá que esperar que pase la ola fanática. Ahora que Al Qaida reivindicó los atentados en Bengasi (Libia), debiera investigarse a saciedad al productor del vídeo,  quien se sabe que engañó a los propios participantes, actores y técnicos, durante la filmación.

En estos tiempos de aldea global no se puede vivir de espaldas a los intereses y compromisos de gran potencia mundial. Por ello tampoco se puede dejar impune la irresponsabilidad o la complicidad solapada. Para la libertad de expresión, como para todo, hay que aplicar el sentido común. Los actos han de juzgarse de acuerdo con las consecuencias y los hechos, más allá de abstracciones e ideologías. La libertad de expresión no puede convertirse en una deidad para rendirle culto ciego. Igual podría conducir al  fanatismo.    

Sobre el tema: RECOMIENDO con énfasis ESTE ENLACE y además una nota humana sobre el embajador Stevens pinchando en el pie de foto.

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