jueves, 14 de febrero de 2013

14 de Febrero

RELACIONES INTERPERSONALES
En ocasión de la celebración del día de hoy

San Valentín es la figura del día,  o Cupido. Es el día de los enamorados. La extensión comercial lo ha expandido a "día del amor y la amistad" para ampliar las  posibilidades de consumo. Pero la figura de Cupido, dios de la mitología romana del deseo amoroso sigue prevaleciendo.
El flechazo se asocia al enamoramiento y al amor romántico, alimento de novelas rosas y telenovelas pero fugaz como un soplo. De todos es sabido que el amor maduro es el que perdura. El amor romántico termina en poco tiempo. Es tan inteso que se derrite en su propio fuego. Lo que permanece es el amor que es alimentado con comprensión y respeto por parte de la pareja y se convierte en un amor maduro.
El amor maduro no brota como por arte de magia, se construye a traves del tiempo de convivencia. El inicio de esta convivencia,  con frecuencia comienza al calor del enamoramiento del amor romántico, pero es el amor maduro   un amor sincero, que anida cariño, lealtad y muchos deseos de compenetración en cuanto a sentimientos y otros ingredientes que lo fortalezcan.
Las características del amor maduro nacen de la fusión de dos seres compenetrados no solo de aquello que comparten sino de sus diferencias. Estas son la base de la complementaridad que les han convertido en una unidad vital que ya no se halla el uno sin el otro. El amor maduro se alimenta de la confianza que tienen la pareja entre sí para amarse con la libertad que da el no guardar secretos  de ninguna clase,  que atañan a ambos.
El amor maduro enfrenta todas las dificultades con la fuerza que da la unión con el transcurrir de los años enlas maduras y en las verdes.

El amor maduro comprende que no hay relación perfecta,  que toda relación de pareja en algún momento de la vida conlleva desacuerdos y algunas veces dolor y frustración. El amor ha alcanzado esa categoría sublime cuando dos personas añoran el estar juntas en las buenas y en las malas y han aprendido a aceptarse con sus defectos y darse la oportunidad de aprender el uno del otro. Esto no quiere decir que habrá ausencia de problemas en la relacion porque como dice el refrán “No hay árbol por fuerte y grande que sea que no haya sido sacudido por un viento tempestuoso”.
El amor maduro es a la postre el amor verdadero y si en verdad se ha producido la fusión de dos entes con fortalezas y debilidades, aciertos y errores distintos, entre los dos siempre tendrán la solidez para sobrepasar cualquier viento tempestuoso.

Esta visión personal que he querido plasmar, cuando en el blog por primera vez coincide el 14 de febrero con un jueves, se la debo al amor de toda mi vida: El enamoramiento romántico e intensamente avasallador de la juventud más tierna, el tempestuoso y de difícil decursar de la adultez productiva,  y el sosegado  y sólido de la edad de la experiencia. El amor hecho y derecho, maduro pero que también reclama  una constante expresión y realización renovada. Mi amor a Mayra.

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