Una brecha inexplicable en la medicina preventiva
El último episodio de la serie "Los Sopranos" superó en audiencia al segundo juego de la final de la NBA del 2007. Se transmitían a la misma hora y esa noche la aventura de la mafia de New Jersey reclutó 11.9 millones de televidentes y el baloncesto 8.6 millones. Probablemente, de esa excelente serie televisiva y la actuación sobresaliente de James Gandolfini disfrutaron más de 20 millones de estadounidenses y otros tantos o más siguieron el programa fuera de Estados Unidos. Yo, por ejemplo, lo veía en Costa Rica. De manera que mucha gente sintió esa sensación penosa que nos embarga cuando uno de nuestros "conocidos a distancia" (escritores, artistas, deportistas, científicos o políticos brillantes) fallece de repente. ¿Cuándo? Cuando nos enteramos este miércoles de la muerte de Gandolfini por un ataque al corazón a sus 51 años.
La Medicina de hoy en la mayoría de los países occidentales recomienda y lleva a cabo con variable eficiencia la prevención, a través de pruebas periódicas para la detección temprana de varios tipos de cánceres. Colonoscopía, examen de próstata y antígeno prostático, autoexamen de mama y mamografías, prueba citológica de cuello uterino son prescritas y ejecutadas, de manera que son cubiertas por HMOs, Medicare y otros seguros privados en Estados Unidos y por la salud pública en países de Europa y América Latina.
Actualmente casos avanzados de obstrucción de las arterias coronarias se pueden resolver satisfactoriamente mediante implantes de soportes dilatadores en las arterias (stents) o por cirugía y revascularización mediante desvíos coronarios (bypass). Por cierto, los infartos mortales suceden con mayor frecuencia en los pacientes más jóvenes. ¿Se podrían evitar?
No sería descabellado que, digamos por caso, a partir de los 45 años de edad se practicaran pruebas de la circulación coronaria de manera periódica cada cinco años. La angiografía por cateterismo o pruebas de perfusión cardiaca con un trazador radiactivo son procedimientos sin grandes riesgos usados rutinariamente en la medicina diagnóstica. ¿Por qué no adelantarlos preventivamente como se hace con las neoplasias malignas?
En Estados Unidos la mortalidad anual por cáncer de próstata, mama, colon y cuello uterino andan por 40 000, 80 000, 60 000 y 14 000 respectivamente. La mortalidad por infarto agudo de miocardio fue de 119 732 el año 2011 (último dato disponible).
¿Cuántas de esas muertes podrían evitarse con un programa de detección precoz si los cardiólogos presionaran a las autoridades que administran la atención médica, tanto como lo han hecho los oncólogos?
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