Hoy hacen 75 años de la muerte de don Santiago Ramón y Cajal, quien en 1906 obtuvo el Premio Nobel de Medicina por sus estudios acerca de la estructura del tejido nervioso. Resulta que este eminente histólogo e investigador, que huyó temprano de la medicina asistencial, estuvo en Cuba durante la guerra de los 10 años. Con el grado de Capitán fue asignado en 1874 a un puesto sanitario en el medio de la provincia de Camagüey. Allí contrajo él mismo el paludismo que asolaba a sus enfermos y en junio del siguiente año tuvo que ser licenciado y retornado a España.
Muchos años después cuando la derrota definitiva de España en 1898 en la Guerra de Independencia de Cuba, el insigne científico vierte en artículos periodísticos su pesar y su pensar sobre la gran pérdida y la humillación que los Estados Unidos le impusieron a España. Cajal atribuyó el desastre al atraso cultural y científico de España. Un desdén por la ciencia que, según él, hizo que se subestimara la superioridad que en todos los órdenes poseía la potencia norteamericana.
Cajal es considerado hoy el padre de la neurociencia.
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