“Halloween”, esta noche en USA, Canadá y muchos países de Europa se celebra esta fiesta de muertos "autorizados" a deambular. Dos días después, el 2 de noviembre tenemos el día de los Fieles Difuntos, conmemoración cristiana. En muchos de nuestros países la tradición implica la asistencia al cementerio a llevar la mayoría flores a las tumbas y hay otros que añaden agasajos como tabaco, café, ron. Al menos, así pasaba en Cuba.
En nuestra América la tradición más fuerte para esta celebración pervive en México. Hay regiones de ese país en las que se reserva el día primero para los niños difuntos y el 2 para los adultos. Música, bailes, canciones, esqueletos, calaveras, altares con ofrendas en las casas y aunque la tradición varía, las velas, flores y comida para recibir a las almas que regresan, es universal.
La muerte, en cierto sentido, es homenajeada en estos días de transición mensual entre octubre y noviembre.
Me parece oportuna la ocasión para reproducir del Libro de Nicolás Guillén, La Paloma de Vuelo Popular publicado en 1958, el poema MUERTE.
En nuestra América la tradición más fuerte para esta celebración pervive en México. Hay regiones de ese país en las que se reserva el día primero para los niños difuntos y el 2 para los adultos. Música, bailes, canciones, esqueletos, calaveras, altares con ofrendas en las casas y aunque la tradición varía, las velas, flores y comida para recibir a las almas que regresan, es universal.
La muerte, en cierto sentido, es homenajeada en estos días de transición mensual entre octubre y noviembre.
Me parece oportuna la ocasión para reproducir del Libro de Nicolás Guillén, La Paloma de Vuelo Popular publicado en 1958, el poema MUERTE.
¡Ay, de la Muerte no sé
de qué color va vestida
y no sé si lo sabré!
¿Mano en el hueso y guadaña,
curva guadaña buida
en la punta de una caña?
¡Literatura sabida,
terrorismo medioeval
para chantajear la vida!
Yo entraré en la noche ciega,
como entra la bestia pura,
que cuando la muerte llega
va y en la espesa espesura,
cuerpo en calma y alma entrega.
Variante:
¿Qué sabéis de la Muerte?
Nada.
Ni siquiera si existe.
Esta gran calumniada,
la gran triste,
la poderosa y fuerte,
es la gran ignorada.
Mas ya me veis: espero
mi momento postrero,
curioso, preparado,
pues quizá me sea dado
sentir que llega, armada,
y herido por su espada
gritar: ¡Te vi primero!