lunes, 13 de febrero de 2012

Donde se Hizo la Ley...

Glosa a un artículo de El Nuevo Herald sabatino
Jugando con mapas
Leí en la prensa del sábado  que desde el 2002, cuando fue la última vez que se modificaron los territorios que abarcan los distritos electorales en el sur de la Florida, el número de votantes ha crecido enormemente. Ello a expensas principalmente de los hispanos no cubanos y registrados mayormente como independientes. En conse- cuencia,  la legislatura del Estado en Tallahassee, con mayoría republicana, se ha dado a la tarea de vacunarse en salud.
El distrito 18 de la republicana Ileana Ross-Lehtinen tenía una supremacía de 69 000 votos republicanos y fue menguando a solo unos 745 votantes. El rediseño  lo encoge drásticamente en tamaño,  sin los Cayos y partes de Miami Beach, con lo cual la proporción de votantes republicanos a demócratas se duplica.
En el distrito 21 de Mario Díaz Balart el margen superior de votantes republicanos a demócratas que era de 29 000 en el 2002 disminuyó a 6 000 ahora en 2012. Aquí también un diseño interesado recortó zonas universitarias, aumentó las rurales y en definitiva consiguió unos 24 000 inscriptos republicanos por encima de los demócratas.  
Llamativamente, el tercero de los tres congresistas cubano-americanos no se vio tan favorecido por sus correligionarios de Tallahassee. El nuevo mapa congresal da a David Rivera un estrecho margen de 4 000 votos republicanos  y le sonaron los Cayos que le habían extirpado a Ileanita.
Con estos datos que publican Mary Ellen Klas y Erika Bolstad, pienso que algo anda mal en nuestras leyes electorales. Es un relajo que los distritos de registro de votantes se puedan modificar y acomodar a determinados intereses políticos de acuerdo con  cambios  demográficos partidistas. Desde estas “minucias criollas” hasta el reconocido y aceptado cabildeo en el congreso, con base en las donaciones a las campañas electorales de sus candidatos, no hay duda que la democracia está enferma. Luego no tiene que sorprendernos la apatía de los votantes.
En mi opinión haría falta actualizar la Constitución, unificar en Códigos el reguero de leyes y enmiendas producidas inorgánicamente a través de más de dos siglos y establecer regulaciones adicionales que  contrarresten las “picardías” adquiridas por los políticos y sus adláteres.
El sistema democrático que alcanzó su  esplendor, al menos como desiderátum, en el siglo pasado parece estar entrando en un período de senilidad. Y es que con tantos años de práctica, los políticos han aprendido a hacer,  y hacen la trampa donde se hizo la ley.

No hay comentarios: