jueves, 2 de febrero de 2012

Arrepentimientos

ARTE DE VIVIR
A propósito del libro de la enfermera Bronnie Ware


Me he fijado que en casi todas las entrevistas a famosos triunfadores en las artes, en las ciencias  o en cualquier otra actividad, una pregunta repetida es si se arrepienten de algo o qué cosa del pasado harían diferente. Todo el mundo, salvo contadas excepciones, responde que no, que todo tuvo una razón de ser o se constituyó en una experiencia enriquecedora. Por supuesto que en la mayoría de los casos, si no en todos, se trata simplemente de una pose frente a la galería.
Es que la letra de la canción que Edith Piaf grabó en 1960 queda mucho mejor que ponerse a deshojar en público un análisis retrospectivo y personal, más propio de un confesionario o un diván de psiquiatra.  ¿Cuál letra? ¿Cuál canción? “No me arrepiento de nada”. Escogí el vídeo de Mireille Mathieu que está subtitulado en inglés. Una versión de la letra en español se encuentra AQUÍ.


La realidad es otra bien distinta y aflora, si nos da tiempo, justo antes de caer el telón. La enfermera australiana Bronnie  Ware, según reseña El Mundo,  recopila en el libro “Los Cinco Arrepentimientos De Los Moribundos” los remordimientos más frecuentes entre personas que están a punto de morir.
Veamos:

1.      "ojalá hubiera tenido el coraje de hacer lo que realmente quería hacer y no lo que los otros esperaban que hiciera".
      2.      "ojalá no hubiera trabajado tanto"
      3.      "Me hubiese gustado tener el coraje para expresar mis sentimientos"
      4.      “no haber brindado a las amistades de oro el tiempo y el esfuerzo que merecían”
      5.      “no haberme permitido ser más feliz”

Leopoldo Araujo, quien fuera presidente del Colegio Médico de Cuba, psiquiatra eminente y profesor magnífico, remarcaba que al tomar una decisión, una vez escogido el camino no había que mirar atrás para nada. Creo yo, además, que el peor momento para hacerlo sería este con que la enfermera nutrió su libro. Ya ¿Para qué?
    Yo entraré en la noche ciega,
como entra la bestia pura,
 que cuando la muerte llega
 va y en la espesa espesura
     cuerpo en calma y alma entrega.
                           Nicolás Guillén

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