PERSONALES
Sexta entrega de esta serie, honra a un genio de la creación musical.
Este blog entero, pero en particular esta serie a la que añado hoy su sexto elemento, se hace por gusto. Por mi gusto, la verdad, y en cuestión de gustos no hay disgustos. Hasta ahora la integraban artistas sobresalientes de distintos géneros, pero todos intérpretes. La eximia bailarina Alicia Alonso, Lucille Ball y Desi Arnaz por su programa I Love Lucy, la diva por antonomasia Maria Callas, "la voz" Frank Sinatra y el rey del pop Michael Jackson. Los cinco se han mantenido vigentes de su siglo al siguiente, hoy incluyo a un creador cuya obra ha persistido ya por 4 siglos.
Ludwing van Bethoven comenzó a componer a fines del siglo XVIII y ya estamos, como ustedes saben, en el XXI. Creo que de las seis figuras artísticas que he escogido hasta ahora es quien más representa el adjetivo "eterna". No por sus 4 siglos de gloria sino por lo que le queda por delante hasta el fin de la humanidad. Y desaparecida esta última, en mi opinión, el Universo carecería de existencia*.
La música compuesta por este alemán es de las cosas cuyo disfrute puede conferirle sentido a la vida humana. Es por cierto un bien desperdiciado por una gran parte, la mayoría, de las nuevas generaciones. ¡Ellos se lo pierden! Una de sus obras se pudiera considerar apropiadamente como el Himno de la Humanidad.
La música compuesta por este alemán es de las cosas cuyo disfrute puede conferirle sentido a la vida humana. Es por cierto un bien desperdiciado por una gran parte, la mayoría, de las nuevas generaciones. ¡Ellos se lo pierden! Una de sus obras se pudiera considerar apropiadamente como el Himno de la Humanidad.
| Nicole Cabell. Soprano |
Este jueves que pasó, pude gozarla en el Knight Concert Hall del Adrienne Arsht Center. Traigo el cuarto movimiento de esta novena sinfonía**, coral de Bethoven en la que la voz humana se integraba por primera vez a la partitura de una sinfonía para rendir tributo a la oda a la alegria de Schiller. Un tercio de hora para conocer fugazmente, con la prisa y el sobresalto de nuestra era , la obra cumbre de la música, esa manifestación más pura de la belleza y la emoción estética. Escuche y véalo a pantalla completa para seguir la letra en inglés o alemán.
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* En alguna entrada próxima volveré sobre este aserto filosófico.
**Todo un curso dedicado a esta pieza cumbre de la música clásica se puede aprovechar gratuitamente de la Universidad de Harvard AQUÍ (en inglés).
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