lunes, 25 de marzo de 2013

La Guerra Fría en la OEA

POLITICA: AMERICA

El retorno  al continente americano de la confrontación destructiva entre dos modelos de vida por medios no bélicos.

Ya es inocultable. En el seno de la Organización de Estados Americanos se libran las batallas de una guerra fría imparable. La  mayoría de los países de nuestro continente se gobiernan por el modelo convencional de la democracia represen- tativa. Ello supone garantizar los derechos individuales, la separación de poderes, elecciones libres y en condiciones equitativas para diferentes partidos, libertad de prensa y ejército apolítico como institución (o no existente como en Costa Rica). Un grupo de países más reducido pero con posibilidades de seguir creciendo se gobierna por regímenes establecidos y mantenidos con base en un autoritarismo presuntamente de arraigo popular. El modelo prioriza el enfrentamiento a la "oligarquía" y al "imperialismo yanqui" por sobre las libertades individuales, la separación de poderes o el derecho a disentir.   
Esos son los presupuestos teóricos. En la práctica ambos modelos se contaminan de corrupción, ambiciones, desigualdades, privilegios y abusos del poder. La única diferencia es que en el caso del primer modelo se garantiza el cambio o rectificación a través de los componentes del diseño, citados antes. Mientras, en el modelo populista su propia base ideológica lo único que es capaz de garantizar   es el mantenimiento en el poder de una oligarquía revolucionaria, justificada por todo y en todo por la "Causa",  a la que se confiere atributos de verdad absoluta interpretada por un Caudillo.
Por eso el grupo de países del ALBA libró y ganó en la OEA las batallas tácticas de Honduras (para condenar y aislar al gobierno que sustituyó por decisión institucional al presidente Zelaya) y de Paraguay (para execrar al presidente constitucional Federico Franco quien asumió el cargo al ser removido Fernando Lugo por el Parlamento).
Esta semana, sin embargo, los países del ALBA perdieron la batalla estratégica para llevar a su mínima expresión la (CIDH) Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA . Este organismo, perteneciente a la OEA pero con relativa independencia, ha salido en defensa de numerosas víctimas de las dictaduras militares que asolaron nuestro continente en décadas pasadas y en la actualidad se ha pronunciado igualmente para defender los derechos violados por gobiernos de cualquier índole o modelo. Particularmente se pronunció en el caso del periódico Universal de Ecuador, cuando el presidente Correa intentó y consiguió personalmente por vía judicial asfixiarlo económicamente. El escándalo que levantó este atentado a la libertad de prensa, con la intervención de la CIDH incluida,  hizo que el mandatario ecuatoriano renunciara al entuerto que había obtenido de los tribunales. Ahora, fue el Ecuador precisamente el abanderado de esta cruzada contra la Comisión.  
México, Chile, Colombia, Panamá, Canadá, Estados Unidos y por supuesto Costa Rica se pararon bonito y    el representante del Ecuador quedó aislado, sin poder adelantar los pasos previstos para maniatar a la comisión. No obstante, se quedó en volver a tratar el tema en el futuro para evitar el boicot amenazante de Bolivia y Ecuador de retirarse de la comisión. Así que en este y otros temas va a seguir esta guerra fría revivida en el siglo XXI. 

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