jueves, 28 de marzo de 2013

La Enfermedad de la Iglesia

RELIGIÓN-SOCIEDAD

Del Papa, de la Iglesia, del Mundo, del cardenal Ortega, del Matrimonio Gay y hasta de don Pedro Calderón de la Barca.

Se respira una ilusión renovada en millones de personas a raíz de la designación del nuevo Papa. Más intensa entre católicos de nuestro continente, pero que se extiende a gente de todo credo e incluso ateos y a todas las latitudes de nuestro planeta. Es una mezcla de algo de ilusión y mucho de entusiasmo. Los sueños, sueños son -decía Calderón de la Barca- y las ilusiones también son solo eso, ilusiones. 
 En la antiguedad los Papas eran tratados como verdaderos representantes de Dios y por eso indirectamente quitaban y ponían reyes. De entonces a acá ha llovido mucho, demasiado. Otros poderes ocultos rigen los destinos de la humanidad hoy en día. Y entre los no ocultos están los medios masivos, la prensa, la televisión y ese pájaro azul que adquiere más poder cada día que pasa, twitter y los twitteros. Con tal que no se le viren esos creadores de la conciencia global... 
 Francisco ha caido en gracia porque, aunque argentino, al final es un hispano americano con chispa y no le tocó suceder al carismático y pícaro Juan Pablo II sino al agostado, recogido y bondadoso teólogo de élite Benedicto XVI,  y de contra: alemán. Hay quién dice que este penúltimo papa renunció porque el Espíritu Santo le espetó: "¡No me ratzinger más!".
 Pero volvamos a su Santidad actual. El cardenal Ortega, el de nosotros los cubanos, ha revelado la semblanza que en los preámbulos del cónclave hizo Bergoglio de la situación de la Iglesia y las cualidades pertinentes para el futuro pontífice  El che Papa tuvo la gentileza de escribirla para su colega cubano. En ella expresó que la Iglesia "está llamada a salir de sí misma e ir hacia las periferias...Cuando la Iglesia no sale de sí misma para evangelizar deviene autorreferencial y entonces se enferma..." Más adelante se puede entender que Bergoglio denomina a esa enfermedad "narcisismo teológico". Quiere el nuevo Papa que la Iglesia salga de sí, de en sí y de para sí.

I N T E R M E D I O

 Ay Bergoglio, Dios te oiga, pero cuando la Iglesia salga de sí será para entrar en este mundo con todas sus complejidades. No va a poder ser solo -como tu dices- una Iglesia en los pobres y para los pobres. La cosa es más complicada.  En estos días hay revuelo enorme con lo del matrimonio entre homosexuales, por poner un único ejemplo. En París se han producido manifestaciones de cientos de miles, si no millones, para que el gobierno socialista de Hollande no apruebe el matrimonio gay. Aquí en Estados Unidos el Tribunal Supremo se debatirá durante meses entre los estados que ya aprobaron esa institución del matrimonio que no multiplica la especie, y una ley federal que aprobó Clinton y refuerza el concepto bíblico del matrimonio entre hombre y mujer. Tremenda papa caliente que dudo que el Papa pueda morder sin quemarse. Y hay tantas papas calientes en nuestro mundo. La histriónica presidenta de Argentina, siempre inoportuna e irreverente,  le quiso atragantar con la patata de las Malvinas. Supongo que Jorge Manuel la haya vomitado ya en su santa toilet.
 Qué más quisiera yo que la influencia del Papa y de otras entidades espirituales positivas y humanísticas cobraran fuerza y poderío para oponerse a las huestes del mal que cohabitan en la naturaleza humana. La modernidad ha debilitado considerablemente el sentido de trascendencia de la vida terrenal, piedra de toque para enfrentar la malevolencia. Ojalá que el Papa americano pueda infundir renovada energía a las huestes del bien, de la fraternidad humana. Se trata de una ilusión, es verdad, del sueño global del momento. Pues, que los hechos contradigan a Calderón de la Barca y que en este caso tal sueño global no resulte solo un sueño.      
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.

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