jueves, 11 de abril de 2013

La suspicacia como veneno

Hablando del último episodio de interacción entre Estados Unidos y Cuba

Un poco de suspicacia es una cosa dañina; es la gota de una pipeta con veneno en un búcaro de agua limpia...Bella Pollen, escritora. 
Los hechos que nos ocupan empiezan con la retirada de custodia a los padres de dos niños en la Florida, debido a conducta negligente y consumo de droga. La pareja sustrae a los niños de la casa de los abuelos maternos que tenían la custodia y dejan a la abuela maniatada. Huyen por mar y llegan los cuatro a la marina Hemingway en La habana. Las autoridades de ambos países se ponen al tanto mutuamente de lo sucedido y en menos de 48 horas el matrimonio forajido y los niños secuestrados son devueltos a los Estados Unidos por las autoridades de la isla.
Si se hubiera iniciado un estira y encoge alrededor de este asunto ya nos imaginamos a los medios de Miami a la cabeza de un ditirambo escandaloso y  condenas justificadas o no de cualquier reacción del régimen de la Habana. No podríamos descartar un escalamiento mediático que llegara a una magnitud cercana al proceso de Elián de hace 13 años. Pero he aquí que se produce un desarrollo normal de los acontecimientos, cosa excepcional entre los dos países. Una muy ágil gestión por el gobierno cubano y finalmente un reconocimiento de la Sección de Intereses de Estados Unidos en la Habana que agradeció la amplia cooperación de  las autoridades.
Pero igual vemos la suspicacia como veneno. Veamos un ejemplo de lo que digo. 
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La insidia de este abogado está en el "gato encerrado" que no tiene explicación como el ole. Por su parte la congresista republicana Ileana Ros Lethinen había dicho a CNN en español que "va a ser muy difícil para el gobierno de Estados Unidos rescatar a esos niños porque los hermanos Castro dan refugio a todos los criminales..."  Pero después que los devolvieron declaró a Radio Mambí que no le asombraba que Cuba hubiera accedido a entregar  la pareja de prófugos y dos menores llegados a sus costas porque se trataba de personas humildes sin interés para ellos. Palos porque bogas y palos porque no bogas. Cada quien es dueño de opinar lo que le de la gana, por supuesto. Ahora, lo que yo percibo es una especie de frustración cuando la indeseable actitud de confrontación y obstrucción de la Habana hacia este país se torna colaborativa, al menos puntualmente.
Es como si los pasos positivos y constructivos, ya sean del gobierno estadounidense, de las autoridades cubanas, y de artistas y pueblo en general a ambos lados del estrecho, les provocaran más que satisfacción, desazón y suspicacia. Pereciera que, por alguna razón, prefirieran la continuidad del statu quo. En mi opinión, las voces de condena a las acciones represivas, los abusos y la falta de libertades en la isla tendrían mayor autenticidad y autoridad moral si esas mismas voces fueran capaces de reconocer y saludar los pasos que se den en la dirección correcta, por quien quiera que sea, o por lo menos guardar un discreto silencio.

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