En España se vienen sucediendo una serie de alarmantes señales de desestabilización. Los hechos son elocuentes. Hace alrededor de un mes, grupos de cientos y de miles de españoles se lanzaron a “conquistar” las calles por barrios y ciudades de todo el país. Repudian a los políticos de todos los partidos y al estado de cosas que califican de democracia falsa, mientras claman por una democracia real, participativa, directa pero que no son capaces de delinear.
Acamparon en sitios céntricos de Madrid, Barcelona, Valencia y otras ciudades, afectando la higiene, al turismo y a los comerciantes de esas zonas “ocupadas”. Generaron así mayores descalabros a la economía de mucha gente. Algunos medios, voceros de la izquierda e incluso del gobierno socialista intentaron capitalizar políticamente el autodenominado movimiento de “los indignados” justificando su indisciplina social en el alto nivel de desempleo del país, que se ha sostenido por más de un año en torno al 20%.
En las últimas semanas y ante la pasividad del gobierno y su ministro del Interior, las manifestaciones pacíficas pero entorpecedoras de derechos de otros ciudadanos se han desbordado hacia el caos y la desobediencia civil. En la noche del lunes el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, fue rodeado amenazadoramente, insultado, empujado y vejado por una turba de “indignados” que le montaron un mitin de repudio frente a su domicilio particular cuando paseaba en compañía de su esposa.
Ayer en la mañana, el presidente de la comunidad de Cataluña ha tenido que llegar al parlamento catalán en helicóptero porque las turbas han bloqueado el acceso a la sede. Han zarandeado vehículos con parlamentarios dentro, y los han agredido lanzándole objetos y aerosoles cuando caminaban hacia la entrada.
Ya desde los inicios del movimiento se vislumbraba la ilegalidad. Durante la jornada de reflexión previa a las elecciones regionales, cuando se prohíbe toda manifestación en cualquier sentido, los antisociales tomaron las plazas desafiando tanto a La Junta Electoral de Madrid como a la Junta Electoral Central. El pasado 8 de Junio se concentraron a las puertas del Congreso de los Diputados y el 11 hostilizaron la toma de posesión de los nuevos alcaldes.
A todas estas, el gobierno se ocupa de azuzar las confrontaciones del pasado y la era de la Guerra Civil. Ayer mismo el ministro de la Presidencia de Zapatero se adelantaba a la decisión de una Comisión encargada de “actualizar” las condiciones en el Valle de los Caídos afirmando su disposición a remover los restos de Francisco Franco y sacarlos de su tumba en ese lugar. Mientras, los hacedores del caos ciudadano siguen actuando con absoluta impunidad.
Hace una semana que los “indignados” entorpecieron la actividad en el Congreso de los Diputados. Me recuerdo que el 23 de Febrero de 1981, cuando algunos militares tomaron por la fuerza la sede del Congreso en pleno funcionamiento con la intención de dar un golpe militar, la intervención de su Majestad, Juan Carlos, condenando el atentado a la democracia fue el freno decisivo que salvó las libertades de los españoles. ¡Cuidado, estad alerta españoles! La Democracia es una estructura frágil. Igual que las casas de madera que no solo se pueden derribar a golpes sino que los termes la pueden destruir solapadamente, así mismo esta especie de comején antisocial puede conducir al deterioro de las instituciones democráticas. El gobierno actual debiera ser instado por la mayoría del pueblo español y por su Jefe de Estado a poner coto a esta gente que se presta a servir de instrumento al afán destructivo de los que sí saben a donde quieren llegar.
ACTUALIZACIÓN
Bono, Presidemte del Congreso de Diputados de España indirectamenmte hala las orejas al Ministro del Interior Rubalcaba, sustituto además de Zapatero para las próximas elecciones generales.http://www.elmundo.es/elmundo/2011/06/15/espana/1308127984.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario