jueves, 22 de septiembre de 2011

Casos y Cosas de las Colas

Huellas en mi memoria de las colas (filas) de mi vida
Hasta la semana pasada al recoger mis nietas de la escuela solía parquear en el césped del otro lado de la calle,  frente a la entrada del colegio sin obstruir  ni la acera, ni un garaje y menos el tránsito. Como hacían y todavía siguen haciendo allí y en las cuadras aledañas decenas de padres y abuelos y había hecho yo durante todo el curso. Pero el jueves pasado un policía cabrón me puso una multa en el parabrisas por parqueo indebido y obstrucción del tráfico. No me ha quedado más remedio que hacer la larga fila de carros para entrar en el vehículo al campo escolar. Es una cola incómoda o costosa. Una de dos. Incómoda por el calor dentro del carro con ventanillas abiertas a una temperatura por encima de los 32 Co y más cuando hay un sol radiante. Cara si opto por mantener el motor encendido con el aire acondicionado puesto todo el tiempo de espera, detenido en la cola por una media hora, todos los días y con el precio actual de la gasolina.
El encarne del cabrón policía que sigue tolerando todos los días a gente parqueada en la misma condición que yo estaba, cosa que le garantiza víctimas potenciales para que el día menos pensado vuelva  a hacer su zafra de multas, me ha obligado a incorporarme a la fila y me hizo recordar las incontables colas que he hecho en mi vida. Entre las memorables, en primer lugar las de Los Reyes Magos para la familia, y Día del Niño para la revolución “metiche” que trasladó la festividad de Enero a Julio1 en su afán desmedido de absorberlo todo. Aquellas colas eran cosa de tantos días que además de mi esposa y yo, algunos otros miembros de la familia e incluso vecinos daban su ayudita para "marcar" cuando era necesario. Total, si no alcanzabas el uno o el dos te quedabas sin bicicleta o velocípedo, y por encima del 10 los juguetes podrían ser un juego de yaquis o una pelota de goma. Y luego, la época de los restaurantes en los que había que marcar hasta que implantaron el teléfono. Y en resumidas cuentas igual había que tener un “conecto”2 para asegurar que hubieran turnos disponibles cuando lograbas comunicar.
Y la cola vergonzante de la tarjeta blanca3 en emigración municipal, entre rostros cómplices de tus semejantes, caras hoscas y condenatorias de los guardias, y uno mismo situado de espalda a la acera deseoso de que ningún transeúnte conocido o vecino destapara el gallo tapado4. Inolvidable la cotidiana cola del pan, lugar y ocasión para un primitivo facebook, más genuino y más franco. Porque la desbordante y bulliciosa sociabilidad natural de casi todo espécimen cubano encuentra o por lo menos encontraba en las colas, no sé ahora, una situación modelo para desbocarse sin ambages. Estar en la misma cola en la isla antillana ya te hace miembro de una comunidad y de un grado de intimidad que en otras latitudes puede llevar años establecer.
La percepción que tengo cuando hago una cola en esta tierra, a la que juré y cumpliré lealtad como otra nueva patria, es que la gente al verte compartiendo fila tiende a mirarte como a un competidor, y para de contar. No hay intercambio alguno si no es con conocidos, al menos como regla.
Termino aludiendo a la imagen de al lado. Es un recuerdo de las filas que hacía en Costa Rica. En espera de un test de laboratorio, la cita anual en Migración y Extranjería para renovar la residencia o cualquier gestión con la Caja Costarricense del Seguro Social, la Administración Tributaria u otro organismo público. Las colas invariablemente se hacen sentados en sillas confortables, como las butacas de cine, y en un ambiente sin bulla, amable, de amistosa solidaridad y camaradería, disciplina ejemplar en el movimiento de avance ordenado de asiento en asiento, garantizado todo por el alto nivel de educación cívica y en modales y urbanidad que caracteriza a los costarricenses. Dicho esto, se explica el milagro de que hoy en día las únicas colas que recuerdo con cierta nostalgia son las que tuve ocasión de hacer por 8 años, de vez en cuando en San José de Costa Rica.
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1 En el mes de Julio de 1953, el día 26 se produjo el asalto a un cuartel militar del gobierno de facto de Fulgencio Batista. Fidel Castro que lideró aquella acción hizo fiesta nacional de aquella conmemoración y traslado las vacaciones de Navidad para el mes de Julio, decretando el 25 Día de los Niños.
2 "Conecto" en Cuba es alguien con influencia para facilitar una gestión por encima del orden establecido. Con anterioridad se utilizaba más el término "palanca" de similar uso.
3 "Tarjeta Blanca" es la denominación extraoficial, pero muy extendida que se aplica a la insólita autorización que se le exige al ciudadano cubano para viajar al extranjero por cualquier motivo. 
45 "Gallo Tapado" es un juego de azar parecido a los "raspaditos" que se hacen hoy donde quiera. En cubano, un secreto revelado o un asunto discretamente oculto que se descubre es destapar un gallo tapado. Se entiende que el secreto o el asunto implica un acontecimiento venturoso, de lo contrario no sería un gallo.

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