jueves, 12 de enero de 2012

Encrucijadas sociales

MODALES Y URBANIDAD
Refrito de una sección de la revista Parade

Indiscreción Comunicativa
Supongamos, por ejemplo,  que usted sabe que la hipoteca de la casa de uno de los compañeritos de aula de su hijo se va a ejecutar (ha caído en “foreclosure”) con el consecuente desahucio, a la larga o a la corta. En la fiesta de cumpleaños del hijo suyo, al recibir a la mamá del chico invitado, con la mejor intención usted le dice: -“siento  que pierdan su casa”. No se extrañe si sus palabras de compasión son tomadas a mal. Que la gente tenga información acerca de nuestras cosas privadas no suele ser de nuestro agrado. Sobre todo si se trata de cuestiones negativas o desventajosas. Seguro que si hubiera sido el caso de una felicitación porque lo que se sabe es que la persona había tenido una promoción laboral o académica, la mamá invitada no se habría irritado por lo enterada que estaba su anfitriona de sus asuntos personales. No meta la pata. Comparta la información positiva de sus semejantes y sea discreta(o) con las adversas. Por supuesto, esto vale para encuentros sociales y “conocidos”, no de familia ni de amistades cercanas.
Reciclaje de Obsequios
En términos generales, aunque no hay nada malo en regalar cosas que nos han obsequiado, se deben seguir ciertas prevenciones. Coloque el objeto en una nueva y bella envoltura de regalo y añádale una tarjeta personal. Quite toda etiqueta que pueda indicar que usted lo había recibido como un presente. Nunca re-regale dentro del mismo círculo social (compañeros de trabajo, etc.). Que no se trate nunca de algo que pueda, aunque sea remotamente, parecer usado. No importa el precio ni la apariencia porque ambos pueden ser engañosos, por tanto finalmente cerciórese de que se trata de algo que razonablemente pueda gustarle al obsequiado.

Relación Hijos-Maestros
No es raro que los niños se quejen a sus padres de que la maestra las tiene cogida con ellos. A veces cuentan que nunca les pregunta o que los califica con mayor rigor que a los demás. Como decimos los cubanos, que los llevan de la mano y corriendo o se le han “encarnado”. Bueno, hay que averiguar si hay algo de cierto en lo que el muchacho(a) percibe. Solicite una entrevista al maestro con el motivo explícito de analizar las maneras en que su hijo podría mejorar su aprendizaje y reflejarse en sus notas. Para empezar sería bueno hablar claro y una pregunta directa: “Mi hijo se siente agobiado aquí ¿Qué tendría que hacer él para mejorar en la clase?” Así se va a obtener un  conocimiento  directo de lo que está pasando. A lo mejor el maestro no tiene ni idea de lo que siente el chico. Los maestros quieren que sus alumnos progresen, algo consustancial a esa profesión y que además va en favor de sus propios intereses.

1 comentario:

David del Bass dijo...

Esta muy bien el blog, no lo conocía hasta ahora, me pasaré más a menudo a leerlo. Aprovecho para felicitarte el 2012, un saludo!!