lunes, 3 de octubre de 2011

Os he admirado: Estad alerta

Las reivindicaciones, las manifestaciones, la justas protestas de las masas no bastan con que sean necesarias, como decía Martí de la guerra de independencia, han  de ser con métodos y finalidades claras, para mejor.
Julius Fucik fue un periodista checoeslovaco, asesinado en 1943 en la Europa mancillada y violada por las hordas nazis. Él era comunista y dirigente del partido en la clandestinidad, cosa por cierto más comprensible y explicable  en aquella época y circunstancias que en este siglo XXI,  que  viene de regreso de los reiterados fracasos de las múltiples utopías socialistas que en el mundo han sido. A Fucik la Gestapo lo detuvo y finalmente fue ahorcado en Berlín en 1943. Antes consiguió sacar de la cárcel hoja a hoja, antes de que lo colgaran su postrera obra periodística: Reportaje al pie de la horca donde dejó escrito un mensaje a la humanidad: " Hombres os he amado, estad alerta”.
Cosas de la vida, tomo prestado esta advertencia del legendario mártir comunista, para escribir de corre corre, tarde este lunes, tras llegar de Kissimmee, una paráfrasis chapucera. Es que contemplando la historia de la humanidad a raudo vuelo de pájaro,  he admirado, y por suerte todavía admiro, a hombres y mujeres que evolucionarían de bestiales trogloditas  a construir los sociedades de hoy,  imperfectas,  pero viables,  que han venido transformando sus estructuras e instituciones, en las cuales la humanidad, como todos sabemos,  ha dado muchos saltos de gigante.
Sin embargo, en este preciso momento pasamos por una coyuntura de crisis, de retroceso agudo del estado de bienestar alcanzado, y por un creciente desasosiego y descreimiento en las instituciones, en la autoridad y en el orden. Un deseo vehemente de cambio y de búsqueda pero sin brújula ni GPS.
En Chile los estudiantes llevan meses reclamando educación gratuita hasta el nivel universitario. Lo que se sabe que no hay solvencia para dar. En las plazas de España, los indignados hacen algo parecido o peor. Reniegan de los remedios inseguros de gobiernos, legisladores y expertos, pero carecen de la fórmula de la panacea ilusoria que invocan como alternativa sin definir. Ahora en New York se lanza la consigna de la revolución de las calles, porque desgraciadamente más cierto que el refrán de que nunca falta un roto para un descosido es que nunca faltarán anarquistas, arribistas, vándalos, oportunistas, delincuentes, antisociales y el núcleo de soñadores utopistas y desvariados para iniciar movimientos  revolucionarios que tienen el poder destructivo del que hasta  las catástrofes naturales carecen, porque pueden echar por tierra los valores humanos y espirituales que costaron milenios de esforzados avances y tropiezos, valores de solidaridad y tenacidad  que los desastres naturales generalmente lejos de debilitar, por lo genereal  exacerban en los seres humanos comunes.
El pesimismo, la arenga descreída y la capacidad para impulsar el movimiento para destruir lo imperfecto, sin saber construir algo mejor tienen en el mundo de hoy los medios técnicos necesarios para inflamarse en un dos por tres. Por eso, por  razones diferentes de las que motivaron la preocupación del mártir periodista checoeslovaco, este infeliz e insignificante bloguero y ex todo quiere decir hoy en esta entrada: Hombres y mujeres, humanidad os admiro: ¡Estad Alertas!  Hay razones de sobra para estarlo y para actuar por defender lo construido.

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